La literatura es la reserva actual del humanismo. La universidad, el pensamiento, la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, la danza, incluso la medicina, abandonaron al humanismo como si se tratara de una reliquia trasnochada. Solo las letras se resisten, en su modalidad clásica o en la actual de periodismo literario.
El ideal humanista se reconoce en la defensa de la dignidad de todas y cada una de las personas. Allí donde un hombre exista, el humanista intentará seducir con su atractivo mensaje: todo hombre es una novedad en la Historia y merece todos los desvelos del resto para preservar su dignidad y libertad para que pueda conocer por sí mismo la verdad.
Estamos estos días de enhorabuena porque la Academia Sueca que concede los premios Nobel, ha otorgado a dos escritores humanistas, sendos galardones. El de Literatura para el hispano-peruano Mario Vargas Llosa y el de la Paz para el chino Liu Xiabo.
Nuestra civilización occidental sólo tiene salvación con los escritores. Sin ellos proponérselo, deben custodiar la verdad sobre el hombre moderno que encuentra en lo “light” y en lo “políticamente correcto” sus caminos de evasión y sus caricaturas de pensamiento.
A Mario Vargas Llosa lo conocemos extensa e intensamente por su defensa de la libertad y la dignidad de las personas a través de sus múltiples escritos en forma de ensayo, de novela o del relato corto del siglo XXI, que no es otro, que el artículo periodístico. No me detengo en él.
Liu Xiaobo era un perfecto desconocido para todos nosotros hasta hace unos días. Es profesor universitario y escritor. Está cumpliendo una condena de 11 años en la cárcel de Jinzhou por haberse atrevido a pedir la democracia en China. Espero que este galardón le facilite su liberación. Al estilo de lo que hicieron los intelectuales checos con su Carta 77, capitaneados por el gigante intelectual Hacvel, para derrocar a los comunistas, Liu propició la Carta 08, un documento muy rico en el que se demandan diferentes acciones encaminadas a que China se convierta en la mayor democracia del mundo. A este manifiesto se sumaron 8000 personas. Una gota de agua en el océano, pero eso sí, una gota transparente.
El profesor Xiaobo, como tantos escritores que no han renunciado a estar en el lado de la libertad, la dignidad y la verdad, fue profeta cuando escribió: “cuando te enfrentas a un sistema autoritario, el primer paso hacia la libertad es un paso a la cárcel”.
El humanismo tiene futuro, y nosotros con él, si todavía hay alguien en el mundo, que desde una miserable cárcel perdida en la inmensidad de la China comunista, puede bucear en su dignidad y escribir: “El odio actúa como un corrosivo para la sabiduría y la conciencia de una persona”.
La Academia Sueca este año, sin ellos quererlo, han dado aire a la figura del escritor humanista comprometido. Y yo con estos pelos.
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