miércoles, 21 de enero de 2009

Obama


La civilización occidental no tiene respuestas en estos momentos de incertidumbre. Ella misma es la respuesta. Las raíces de la misma son las que nos dan confianza. Yo me fío de los que nos precedieron. Han sido siglos de lucha por la libertad de las personas, por confiar en ellas, por buscar la verdad, por fomentar la justicia, por esperar siempre lo mejor del hombre, sabiendo de lo que somos capaces en clave negativa. La cultura occidental siempre ha adornado a todos estos principios y los ha hecho brillar más si cabe. El humanismo nos dio la respuesta de que es el hombre el motivo de nuestro interés, cualquier hombre, todo hombre. Él es la medida de nuestros desvelos.
En estos momentos de crisis de confianza, de incertidumbre económica, de desorientación en los valores, necesitamos de gestos, pero sobre todo de personas capaces de recoger el testigo de tantos siglos de legado.
Y en eso que Obama accede a la Presidencia de los EEUU, y en su primer discurso nos dice: “Nuestro camino nunca ha sido de atajos o de conformarse con menos. No ha sido un camino para los pusilánimes, para los que prefieren el ocio al trabajo o buscan sólo los placeres de la riqueza y la fama. Más bién, han sido los que han asumido riesgos, los que actúan, los que hacen cosas, algunos de ellos reconocidos, pero más a menudo hombres y mujeres desconocidos en su labor, los que han llevado hacia delante por el largo y escarpado camino hacia la prosperidad y la libertad”.

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