miércoles, 23 de diciembre de 2009

Feliz 2010


La carrera de este 2009 llega a su fin. Cada uno sabe lo que le ha costado. Cerramos la puerta y pensamos en el nuevo recorrido que emprenderemos en el taxi de la vida en el próximo año. Nos gustaría gozar de todo tipo de venturas y vivir momentos de felicidad como humanos que somos.
Pero la realidad es tozuda, y la verdad de nuestras vidas nos pone un espejo que nos obliga a mirarnos. Seguro que la adversidad será protagonista el año que viene, los momentos duros nos intentarán inmovilizarnos y la desesperanza querrá colarse por alguna de las rendijas de nuestra alma.
Siendo todo esto cierto, debemos intentar ser audaces, valientes y sobre todo auténticos. No tengamos expectativas de reyes y esfuerzo y trabajo de lacayos. No pensemos en nosotros y después en los demás. Queramos y dejémonos querer. Pensemos en proyectos grandes y participemos en ellos, sumándonos a los esfuerzos de las personas generosas.
Les deseo un 2010 a la altura de sus desvelos y esfuerzos. Feliz año nuevo.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

El regalo de Navidad


El regalo de Navidad es un anticipo del cielo. Nos devuelve a la parte mágica de la vida. La de la ilusión, la de la esperanza, la del cariño, la de la tranquilidad, la de la confianza. Siempre hubo regalos en Navidad, hasta que éstos la secuestraron.
La noche de Reyes Magos es una noche de bodas periódica Intensa, mágica, esperanzada y sobre todo, compartida. No podemos renunciar a ella porque no nos reconoceríamos. Los enterradores de la ilusión no podrán dar sepultura a esta tradición que pasamos de padres a hijos.
En estos momentos en los que la cordura y la mesura en el consumo deben ser protagonistas, me atrevo a lanzar una serie de ideas que pueden ser convertidos en regalo sin invertir ni un duro.
A los que tienen hijos como el mío de 6 años, o en rango de edad parecido, regalenle el juguete con el que ustedes jugaron con esa edad. Deben explicarle la historia del mismo y escribírsela para que así sus majestades de Oriente se lo puedan hacer llegar. No lo olvidarán nunca.
A sus padres, a sus tíos, a sus mayores, regálenles fotos antiguas con ellos. Ahora es sencillo reconstruirlas, reparárlas. Póngales algo personal y bonito en el dorso de las mismas. Las fotos son el descanso de la vida.
Para sus parejas busquen algún objeto que tenga un significado especial para ustedes. El bolígafo que le regaló en la facultad, el pañuelo que le dió un San Valentin. Siempre debe ser algo muy significativo y evocador. Deben envolverlo en una caja bonita que contenga una nota que sea emotiva y auténtica.
Y finalmente, no olvide a sus amigos, propóngase no mandar "sms", llámelos y dígales que los quiere, y sobre todo que los necesita.
El último regalo debe ser para el desconocido, para que el que no tiene la suerte que tenemos nosotros. Rece una oración por él.
No se quejarán, todo barato, barato.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La Navidad


La Navidad en Occidente nos invita a ser el hermano mayor que siempre quisimos ser. Digno, justo, libre, vulnerable, sensible, accesible, amoroso, veraz y humano. Y todo esto no es por mera casualidad. La civilización occidental que comenzó a andar con el amor a la belleza y las ideas nobles de los griegos y la administración y justicia romana, conoció el hecho histórico del nacimiento de Jesús en Belén, el Dios hecho carne. Por ese niño Jesús, y la transcendencia de su mensaje, la Navidad para cada uno de nosotros es especial.
Es un momento para reencontrarnos con nuestra mejor versión, para evaluar nuestra vida y retomar nuestras tareas con ideales más elevados que los que nos confunden en el día a día. Es un tiempo para a amar sin límites, pero sobre todo para ser amado. Y eso nos encanta.
Me niego a creer que la Navidad tenga algo que ver con las luces de las ciudades, la escalada consumista, las comidas de empresa, el "gordo" o el "calvo" de la lotería o los calendarios horteras de bomberos y demás parroquianos. Me sublevo por principios y por no pactar con lo hortera.
La crítica a la Navidad es una carga de profundidad contra nuestra civilización occidental, que asume sus miserias y equivocaciones, pero que señorea sus logros. El reconocimiento y defensa de la dignidad de cada hombre, de todos los hombres, en nuestros días y en la historia que le reste a la Humanidad se lo deberemos a ella. La posmodernidad con su afrenta a la verdad y el multiculturalismo excluyente, hijo de la misma, sin duda hacen más daño que el capitalismo feroz. Pero no podrán con nosotros, porque cada día seguiremos queriendo ser mejores, y en Navidad, más si cabe.
Feliz Navidad a todos.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La pena de Diego


Los primeros cantos de los pájaros del jardín de mi casa me despiertan a diario. Tras enfrentarme a las exigencias del necesario aseo, el siguiente sonido que escucho cada mañana es la voz de mi mujer. Antes de marcharme a trabajar beso a mi hijo y me quedo con el olor de su inocencia por estrenar. No puedo pedir más.
Seguro que algo parecido le debía ocurrir a Belén la madre de Aitiana. Vívían en Parla felices junto a Diego, el novio de mamá. Todos provienen de familias sencillas. La vida le había dado duro, y Diego, que es albañil, tuvo que dejar descansar por un tiempo a su palustre. La dichosa Justificar a ambos ladoscrisis lo había echado de su tajo. Le salió trabajo a Belén, e iniciaron una nueva vida en Tenerife. Aitiana era feliz, su madre se despedía cada mañana de ella y Diego aprendía a ser un padre necesario y cercano.
Todo fue bien hasta que la niña se cayó de un columpio. Por las heridas de esa caída finalmente falleció. Alguién confundió el origen de esas lesiones y a Diego se le acusó de violador y asesino de su niña.
La autopsia reveló la realidad de las cosas, pero Diego fue juzgado previamente y además fue condenado por todos. Le mostraron las fotos de la autopsia de su niña y recibió un trato inhumano.
Aitiana está enterrada, Belén llora su pérdida y Diego se muere de pena.
¿Qué sociedad estamos creando entre todos? La sencillez no puede estar en el banquillo y los reyes del morbo salirse de rositas. Algo hay que cambiar.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

El maltrato


El maltrato es el atajo del fuerte. La persona que utiliza la violencia cotidiana con los suyos no puede andar el camino largo y difícil de los afectos. Uno se hace merecedor de amor y respeto cuando se quiere a sí mismo, se reconoce dédil y vulnerable y necesita de los otros. No llegamos a ser nosotros mismos sin los demás. En ese tránsito duro, pero tan humano, del amor y de la generosidad con el otro, todos nos sentimos bien porque nos reconocemos. Sólo bajo el amor el hombre adquiere sus auténticas dimensiones y se puede observar su grandioso relieve. El amor sólo sabe de caminos largos, inacabables, complicados y desafiantes, no se encuentra nunca al final de ningún atajo.
La violencia ejercida por el hombre lo aleja de él mismo. Nadie puede reafirmarse a través de una bofetada o un insulto. Cada golpe, cada palabra alzada, empequeñecen al maltratador. No hay mayor injusticia que la de pagar con odio la cuenta del amor.
A las víctimas nuestra protección y desvelos, a los verdugos todo el peso de la ley y el desprecio de una sociedad que no los quiere contar entre los suyos. A todos, educación, cultura, verdad, generosidad y el ejemplo de las vidas logradas de tantos, que teniendo razones para odiar siguen amando día a día.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Un sonoro robo


El sonido es el alma de la naturaleza. El ruido la hace vulgar, las palabras y las melodías la elevan. De forma invisible, intangible, discreta, llenan las ondas los salones de nuestras orejas, buscando el preciado tesoro de nuestro oído interno. Nuestro cerebro integra las oleadas de ondas que en forma de óceano interminable nos acerca a la vida. El ciego es condenado a saborear la naturaleza en tinieblas y el sordo inunda su vida de un silencio impuesto con el que tiene que luchar para no despegarse de la misma.
Con tres años Mozart tocaba el piano y se sumergía en el mundo de la música. Con esa misma edad a un niño malagueño, el pasado mes de Septiembre, en un autobús, le fue sustraído el implante que le permite oir. Sordo de nacimiento, tuvo otra oportunidad en la vida sonora, ya que le practicaron un implante coclear en su oido, gracias al cual desde los dos años y medio comenzó a percibir los sonidos. Este es un tratamiento muy efectivo que ayuda a determinados tipos de niños sordos, pero que por desgracia es caro y complejo su implante.
Su madre hace un llamamiento a la población para que la ayudemos. Sufre al ver que su hijo pasa el día acurrucado en un rincón al lado de la lavadora porque es lo único que puede percibir, las vibraciones de la misma.
Entiendo que no puede haber un mercado negro de este tipo de dispositivos tan específicos, y por tanto el caco se equivoca si considera que va a poder obtener un gran botín con la venta del mismo.
Este niño se merece la oportunidad de la vida sonora y nosotros desde aquí deseamos que este triste suceso, sea una pesadilla de una mala noche en una mala posada.

martes, 17 de noviembre de 2009

Imágenes de la presentación de "Lágrimas de papel"















La mesa, algo apretada, estaba compuesta por orden de izquierda a derecha por: Teodoro León Gross, Pedro Aparicio, Juan José Sánchez Luque, José Antonio Trujillo Ruiz, Salvador Moreno Peralta y Juvenal Soto.
En la imagen de la derecha, los auténticos protagonistas, todos los que se acercaron a la presentación de este sencillo libro. A todos muchas gracias.









miércoles, 11 de noviembre de 2009

Lágrimas de papel


Hoy día 11 de Noviembre de 2009 presento mi nuevo libro "Lágrimas de papel" en el Ilustre Colegio de Médicos de Málaga a las 20:00 horas.
Me acerco al misterio del dolor y sufrimiento humanos de la mano de la literatura. “Lágrimas de papel” es un libro de difícil clasificación, que bebe de las vidas y obras de tres gigantes de la literatura universal ya fallecidos: el español Francisco Umbral, el húngaro Sándor Márai y el británico C.S. Lewis.
Tras unas reflexiones personales iniciales sobre el oficio de escribir y el dolor y sufrimiento humanos, muestro la grandeza y vulnerabilidad de las vidas de estos tres escritores que a través de sus obras entonaron un canto a la dignidad humana tras tenerse que enfrentarse a situaciones muy penosas.
Los amantes de la literatura podrán encontrar diferentes reflexiones que les pueden servir de guías para transitar por el complicado camino de la contradicción humana.
El libro finaliza con un epílogo de tono esperanzador y una propuesta pedagógica de carácter netamente humanista, denominada “Programa Humanitas”, en la que se recomienda la lectura de veinte libros de diferentes autores.
Confío en que el libro pueda ayudar a alguien a encontrar ciertas respuestas a sus interrogantes, o a orientar en la dirección de confeccionar las cuestiones relevantes y adecuadas cuando uno se enfrenta al dolor y el sufrimiento humano.

jueves, 5 de noviembre de 2009

José Luis López Vázquez


Esta semana el cine español está de luto. El pasado 2 de Noviembre de 2009, a la edad de 87 años, falleció el actor José Luis López Vázquez.
Comenzó su carrera cinematográfica en el año 1951. Se había formado en el Teatro de las Organizaciones Juveniles como muchos de los jóvenes de aquella época. Previamente había sido figurinista, escenógrafo e incluso ayudante de dirección. También fue actor de teatro y formó parte de las compañías de Conchita Montes y Alberto Closas.
La vida de López Vázquez fue la de la ficción cinematográfica, una generación de españoles crecimos con él, con sus papeles cómicos. En compañía de Gracita Morales nos arrancó cientos de sonrisas y carcajadas. Comentan los actores que hacer reír posiblemente sea uno de sus registros más complicados, y él se movía en ese terreno como pez en el agua.
Lo conocí en mi época de universitario, ya que un día vino a una tertulia de mi colegio mayor. Todos pensamos que nos íbamos a encontrar con un cómico al uso, que incluso fuera de los focos intenta hacer reír como la mayoría de los actuales, pero no fue así. En un tono distendido, nos habló de lo importante que es trabajar con seriedad, prepararse concienzudamente para la profesión a la que uno va a dedicar su vida y la necesaria de la rectitud de intención que cualquier persona debe poner por delante cuando emprende cualquier tarea. Todos quedamos gratamente sorprendidos.
Posteriormente conocí sus papeles más dramáticos y me acerqué con mucho respeto a su carrera. Su dedicación profesional le hizo trabajar con los mejores, como con Luis García Berlanga o George Cukor.
Su despedida ha sido algo triste, poco tumultuosa y sin gran repercusión mediática. Desde aquí nuestro reconocimiento y admiración por tantas sonrisas y lágrimas.

La multa


La multa es el familiar pesado de nuestro suelo patrio. Nuestra historia es una crónica de inspectores, normas, disposiciones, calabozos y multas diferentes. La autoridad busca a su presa y ella se resiste. Lo nuestro con las multas es todo un tratado de supervivencia.
La actualidad se retrata entre radares. El gran hermano vial quiere mandar un mensaje de autoridad y oficio. Hoy el Congreso de los Diputados aprobará una nueva reforma del procedimiento sancionador de las infracciones de tráfico. Nuevos tipos de infracción, nuevos procedimientos de notificación, nuevas vías de pago, todo aderezado con suma y resta de puntos.
El español medio es escurridizo con las obligaciones que acarrean sus infracciones en materia de tráfico. Nos quieren equiparar a la actitud de otras culturas de nuestra querida Europa, donde el discurso a favor del discurso de la seguridad vial es un tema de madurez democrática.
Todo eso va poco con nosotros. Antes cuando uno entraba en un pueblo era recibido con un cartel: “Bienvenido a Socuellamos”. Ahora te retrata un radar. La Guardia Civil de Tráfico era nuestro ángel de la guarda en las carreteras, pero por desgracia sus trajes se van oscureciendo pareciéndose cada vez al del cobrador del frac. Todo mi respeto para la Benemérita pero que seguro que ellos agradecerían el que no tuvieran que mostrar tanto su perfil sancionador y más el que tan magníficamente hacen de ayuda al siniestrado o facilitan el tráfico.
Todos aceptamos esta nueva vuelta de tuerca sancionadora si es en pos de que descienda el número de muertos en la carretera y todos contribuimos a una mayor seguridad en la carretera.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Fútbol:testigo de cargo


El fútbol es la excusa perfecta de nuestros días. Es el testigo de cargo de nuestra actualidad . No puede entenderse la sociedad sin su aportación. El día amanece y se duerme entre crónicas futbolísticas, y nosotros portando el dorsal a la espalda.
He defendido en muchas ocasiones que la civilización occidental dejaría como su mejor legado al humanismo. Pero eso es un craso error. Petrarca no tuvo la culpa, pero los ingleses inventaron en el siglo XIX, nuestra gran aportación a la cultura: el fútbol. Olvidaron el papel y la pluma, y se interesaron por el cuero de una esfera que conformaba el balón. Esencia y fin último de las aspiraciones del hombre.
Creíamos que el debate en el parlamento español sobre el proyecto de ley de presupuestos para el 2010 concitaría el mayoritario interés de los españoles. Intentaron restarle relevancia las diferentes investigaciones de casos de probable corrupción. Tampoco quisieron quedarse atrás algunas noticias internacionales, como el enfrentamiento de Obama con la cadena televisa Fox. Pero todo eso ha sido anecdótico.
Nuestro interés se centra en el pobre juego del Málaga, el desconocido Barcelona en la Champions y la tragedia italiana titulada "El Madrid de Pellegrini al desnudo".
Nos interesan más las rotaciones de los jugadores de los equipos grandes que la evolución del euribor, para placer de los líderes políticos.
España no necesita economistas, empresarios, trabajadores, gobernantes, sindicatos y demás especies civilizadas. Estamos a la espera de más entrenadores, preparadores físicos, jefes de prensa, masajistas, periodistas y demás expertos en la materia.
El día que vuelva a entrar la dichosa pelotita en la porteria, España habrá salido de la crisis. La crisis en España es una crisis de fútbol.

martes, 13 de octubre de 2009

Oda al euribor


Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase la hipoteca.
¡Cuánta “malaleche” dormía en sus entrañas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarla!
¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el banquero
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: «¡Levántate y sangra!».

Es esta una nueva versión de la famosa rima de Bécquer. El “euribor” concita más desvelos y versos que la belleza de cualquier mujer amada. Nunca antes tres cifras, separadas por un punto, habían acompañado tanto el sueño de hombres y mujeres.
Qué belleza sin igual es la que ha acompañado al portavoz del Banco Central Europeo cuando anunció con endechas los nuevos atributos del bello índice para el próximo año.
Esta revisión de la hipoteca es mucho más bella si cabe, porque sintiéndose herida por las miradas inquisidoras del amado despechado, no ha querido elevarse hasta alcanzar el 1,30.
Los versos de las hipotecas en el año próximo rezumarán lozanía y estarán tocados de aventuras imposibles, que harán olvidar los lamentos y versos trágicos de todo este año que quiso alcanzar el 6 para jodienda y disgusto del personal. No hubo mayor ofensa todo este año que las ganas de grandeza del maltrecho “euribor”, pero no ha habido mayor recompensa que su descenso a los infiernos. Dios lo mantenga ahí por mucho tiempo.

miércoles, 7 de octubre de 2009

La hucha


La Economía es una disciplina de la Historia. Los economistas son buenos arqueólogos pero malos futurólogos. La actual crisis los pilló "in albis". Eso sí, despúes han jugado todos a exégetas de la misma. Nos venden sus libros, sus artículos y comentarios diariamente. Algunos, incluso se atreven a aconsejarnos sobre lo que tenemos que hacer con nuestro dinero. Menos mal que no le hacíamos caso antes, y por supuesto ahora tampoco se lo vamos a hacer.
Si uno se molestase en recoger las diversas opiniones sobre la génesis de esta actual crisis y la manera de salir de ella, podría encontrar argumentos en una línea y en su contraria para explicar lo mismo. Lo realmente asombroso de todo este embrollo es que un mismo experto, dependiendo del día, tiene la explicación A o B y la salida C o D.¡Qué horror!
La gente llana escribe su novela diaria con metáforas de sentido común y prudencia. Entiende perfectamente cuando está el horno para bollos o no. Hace unos años nos vendieron la moto de "Un mundo feliz" que se resumía en la siguiente proposición: tú mereces vivir por encima de tus posibilidades, tengas o no dinero. Si lo tienes lo gastas y si no, lo pides y te endeudas. Y ya saldrá el sol por Antequera. A ese nuevo ciudadano, con mal trabajo, poco dinero, muchas deudas y vida por encima de sus posibilidades, lo denominó el experto Leopoldo Abadía, padre de mi compañera de clase, el ciudadano "Ninja".
Una vez que todo parece volver a la cordura, a los españolitos de a pie nos ha dado por ahorrar. No es mala cosa esa, la de vivir por debajo de las posibilidades de uno. Nos dicen los expertos que eso es malo porque no alienta al consumo y por tanto se paraliza la actividad económica. Nos dicen: usted debe gastar para que otros tengan su oportunidad, aunque deba lo que gaste. Y nosotros decimos: la hucha no se toca. Mañana veremos.

lunes, 5 de octubre de 2009

San Juan de la Cruz y la Generación del 27


Reproduzco a continuación el texto que he remitido a la comisión de mi pueblo que prepara la celebración de las fiestas en honor de nuestro Patrón, el insigne San Juan de la Cruz. Confío en que os guste:



La poesía es lo exquisito del lenguaje en el hombre. Es el manjar postrero del festín de una lengua. La prosa es del todo insuficiente para conocer al hombre. El verso representa lo elevado en una cultura. No hay civilización adelantada que no conozca de métricas, estrofas y poemas. El hombre ama, ríe, sufre y critica en verso. En rima consonante nace y en asonante muere.
La cultura europea dio a luz al Renacimiento que entronizó lo humano. Gracias a él, conocimos en España en el siglo XVI, al Siglo de Oro de nuestra literatura. La poesía de aquella centuria fue su mayor tesoro. Con reminiscencias de un elevado neoplatonismo emergente y un rastro de la sabia poesía popular, apareció el humanismo renacentista. El humanismo fue la mayor conquista de una civilización occidental que situó al hombre como medida de todas las cosas y dejó el encargo de velar por la dignidad de cada uno de los hombres hasta el fin de los siglos.
La poesía se convirtió en exquisitez gracias a las manos de un humilde frailecillo Carmelita Descalzo que buscando la santidad, necesitó de escribir bellos e intensos versos. San Juan de la Cruz, en palabras de Dámaso Alonso, “el más alto poeta de España”, representó la poesía del Siglo de Oro de España sin él quererlo, ni buscarlo.
Prisionero de los Calzados en Toledo, entre privaciones e injusticias, no se ocupó de otra cosa que de pedir a su carcelero, fray Juan de Santa María, algo de tinta y papel para escribir algunas cosas de devoción con las que entretenerse. Allí, en aquella soledad sonora, compone la mayoría de los versos de su “Cántico Espiritual”.
Muchos sucesos ocurrieron posteriormente en la vida del frailecillo reformador, al que gustaban los versos para alcanzar con su alma a su “Amado”, hasta que pudo retocar aquellos primeras estrofas de su obra cumbre en el Convento de La Peñuela en el corazón de Sierra Morena. Tiempo tuvo también en aquella soledad serrana de entregarse a la escritura de un libro sobre los milagros de las imágenes de Guadalcázar. Desgraciadamente esta obra se perdió.
Llama la atención que estos versos querían ser alimento para las almas que buscaban a Dios en el seno de su proceso reformador carmelita. Muchos de sus versos tenían de destinatarias a las monjas del convento de Beas de Segura en Jaén, por ejemplo. No tuvieron pretensiones literarias primarias, ni se afanó el carmelita con búsqueda alguna de notoriedad o fama.
Los textos sanjuanistas fueron ignorados por la crítica literaria durante siglos. Algunos eruditos de principios del siglo XIX se interesaron por los versos del carmelita, pero es necesario esperar a Menéndez Pelayo, y a su discurso en la Real Academia Española en 1881, para poder hablar del interés del mundo literario por San Juan de la Cruz. Desde ese momento son incontables los expertos interesados en comprender y valorar la peculiaridad de la obra del místico castellano. Los poetas han jugado un papel especial a la hora de la recuperación y difusión de los versos de San Juan de la Cruz.
Hubo frecuentes referencias de los miembros de la Generación del 98 a la obra poética del carmelita. De manera análoga, Juan Ramón Jiménez se deshizo en elogios en su obra “Ideología”, con la poesía del frailecillo. Pero debemos afirmar que la recuperación poética de San Juan de la Cruz llegó de la mano de los escritores de la Generación del 27. Además desde un doble sentido. En primer lugar, desde la perspectiva crítica, a través de una amplia y sensitiva labor exploradora e investigadora sobre los textos sanjuanistas, principalmente sobre su poesía, que conduciría a la alta valoración de la que actualmente goza. A esta labor se dedicaron fundamentalmente Jorge Guillén, Dámaso Alonso y Federico García Lorca, como quedó patente en su conferencia en 1928 de Granada, titulada “Imaginación, inspiración, evasión”, donde analizaba la obra de Góngora y San Juan de la Cruz.
En segundo lugar, los poetas de la Generación del 27 se revelaron como verdaderos asimiladores de la poesía de San Juan, pues en sus escritos su huella es perceptible, lo que presupone una concepción poética contemporánea del poeta carmelita. El seguimiento de esta característica se ha llevado a cabo en los “Sonetos del amor oscuro” de García Lorca, aunque el rastro es más evidente en otros autores como Guillén, que puede ser estudiado en su obra “Lengua y poesía”, que recoge una serie de conferencias dictadas por él en la Universidad de Harvard.
Por primera vez en el estudio literario, se acercó la crítica especializada, en este caso ejercida por los poetas de la Generación del 27, desde una perspectiva no únicamente religiosa.
Luis Cernuda, se distanció de la posición de los restantes miembros de su generación, por considerar que, si se prescindiera del contenido místico, se privaría a la poesía de San Juan de la Cruz de su más alta calidad. Escribió: “Lo maravilloso no es sólo la perfección de su obra, sino que toda esa obra, verso, comentario, aforismo o carta, fue escrita por fuerza de amor, para enseñar a otros el camino del amor”.
Escribir sobre La Carolina es encontrarse con La Peñuela. Este sencillo y desaparecido convento nos invita a encontrarnos con San Juan de la Cruz.
El otoño es la excusa para Sierra Morena. El frío continental baña un paisaje que en poco envidia la primavera más triunfante de otros lugares vecinos. Los olivos ofrecen sus aceitunas y su serenidad al viajero, y las encinas repletas de bellotas saludan a los ciervos y jabalíes que se disputan tan gran manjar.
Noviembre es el mes del santico de La Peñuela, San Juan de la Cruz, en La Carolina. Mientras quede un carolinense vivo, éste hará fiesta en el lugar en que se encuentre, recordando al poeta del amor cada Noviembre de su vida

miércoles, 30 de septiembre de 2009

La mediocridad


La mediocridad es el tributo de lo vulgar. El inicio del siglo XXI significó la esperanza en un nuevo ciclo. Se entiende que para bien. Muchos hicimos firme propósito de buscar la verdad, respetar la dignidad de las personas, trabajar por la justicia y apostar por la solidaridad. Entendíamos que el hombre se merecía una nueva oportunidad. Debemos aspirar a la excelencia, para así quedarnos en la posición que nos procure nuestro talento y esfuerzo. Si nos conformamos con lo sencillo, nos encontraremos con lo mediocre.

Los espíritus mediocres suelen condenar todo aquello que está fuera de su alcance. Reafirman su bajeza desprestigiando el mérito de los demás. No aceptan las conductas ejemplares de las personas con altura de miras. No les sirve ninguna actitud ejemplarizante que pueda mostrarle la grandeza de lo humano. Su ideal es el de igualar a los hombres por abajo. Con visión de gallina de corral, en una sociedad igualitaria el más vulgar es el que más destaca.

La televisión está contribuyendo de manera efectiva e imprescindible a sentar los pilares de esta nueva sociedad. Sólo hay que pasear por la parrilla televisiva para tener que acudir a por el “Primperan” para evitar el vómito. Gritos, y más gritos, descalificaciones, insultos, mentiras, y demás barbaridades conforman los guiones de este tipo de programas. Se glosan a diario loas al mal gusto, a la vulgaridad y en definitiva a la mediocridad. Algunos de estos nuevos juglares entienden que el alma humana puede servirse al peso, entre pan de molde, acompañada de lechuga, tomate y mostaza y posteriormente eructarla.

El gran escritor inglés Chesterton acertó explicando que “la mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta”. Esa debe ser nuestra nueva tarea, poner en valor lo que engrandece al hombre y criticar lo vulgar.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Otoño


El otoño es el apartado melancólico del anuario malagueño. El mar regala un color especial estos meses que invita a mirar para adentro. O esa era hace unos años. El calor de estos días sigue obligándonos a la manga corta y mantiene a raya a la dichosa gripe A.
Nadie aguanta en su casa y participa en el maraton del trabajo diario y en el eslalon del comienzo del curso de los hijos.
La televisión nos presenta su todo incluido de vulgaridad y el fútbol se escribe con "c" de Cristiano Ronaldo. Cuánto echaremos de menos al sencillo Antonio Tapia en Málaga.
La universidad canta su "gadeamus" el próximo lunes y sólo nos falta el Unicaja y los personajes de Walt Disney sobre hielo en el Martin Carpena.
El otoño es momento de grandes lecturas y grandes libros. No olviden al "Maestro de almas" de Irene Nemirovski.
Ante este panorama insulso acompañado de sonidos de crisis, nuestro proyecto personal no puede titularse: "El regreso al gimnasio".
Seamos más valientes, más humanos y propongámonos no pactar con la monotonía y la vulgaridad. Les invito a que se sorprendan cada día con el hombre y rechacen las imitaciones televisivas. Les costará pero merece la pena. Bienvenido, querido Otoño.

martes, 22 de septiembre de 2009

Programa Humanitas

Con el fin de generar un ambiente favorable a la presentación de mi libro "Lágrimas de papel", expongo a continuación el apéndice que incluyo en el mismo denominado "Programa Humanitas". Es una propuesta pedagógica que tiene un carácter netamente humanista. En entradas sucesivas iré incluyendo los libros que recomiendo. Es lo menos que puedo hacer por mis pocos pero sufridos lectores. Confío en que os guste:



El humanismo nos propone un brindis. Ese ideal de integralidad objetiva e integridad subjetiva, de superabundancia enriquecedora de sí mismo y de los demás[1], no quiere perder su oportunidad en este principio de siglo.

Pese a su influencia en casi todos los campos de la civilización occidental, pocos conceptos resultan tan controvertidos como el del humanismo. En su carácter básico puede ser definido como una corriente de renovación cultural surgida en la Italia del siglo XIV, que adoptó como modelo y fuente de inspiración la antigüedad grecolatina.

En la actualidad existen un gran número de interpretaciones respecto a este fenómeno histórico que entorpecen su estudio. Ejerció una gran influencia, a partir del siglo XV, en diferentes y variados dominios como fueron la educación, la literatura, el arte, la música, la política, la filosofía o el derecho, y nadie discute este hecho. Ahora bien, dada la complejidad del estudio de los orígenes históricos del mismo, no es fácil encontrar una única visión esclarecedora de sus fundamentos y propósitos últimos.

La confusión tiene su raíz en el término en sí. Tanto es así, que los hombres del Renacimiento y los que lo precedieron en este movimiento nunca utilizaron la palabra humanismo. El término fue forjado en 1808 por un pedagogo germano, F.J. Niethammer, para expresar la necesidad de mantener un sistema educativo basado en el conocimiento de la lengua y la literatura grecolatinas, amenazado por la creciente demanda a favor de una formación más científica y más ceñida al interés por lo práctico. El debate no ha perdido vigencia en nuestros días. En la actualidad nadie utiliza el término humanismo aplicándolo a un proyecto educativo concreto que pretenda desarrollar. Hoy, cuando se aluden a materias ajenas a las ciencias, se prefiere utilizar la palabra humanidades, traducción casi literal de la palabra inglesa “humanities”. Este término ha desplazado al grupo de disciplinas englobadas en las denominadas letras o bellas letras, término de origen francés, que se utilizaba hace décadas. Con esta apuesta por el término inglés en detrimento del francés, se pretende de alguna forma revestir de un nuevo academicismo el estudio de las viejas materias como la filología, la filosofía, la historia y las lenguas antiguas.

La experta María Morrás[2], afirma que el humanismo como movimiento enmarcado en un periodo histórico bien delimitado fue, ante todo, un ideal de civilización basado en el convencimiento de que el hombre alcanza su plena humanidad a través de un proceso de asimilación de un modelo cultural inspirado en la Antigüedad, que va más allá de una mera intelección de unos conocimientos concretos. Ese ideal se trasladó muy pronto a la práctica de un proyecto educativo que se denominó “studia humanitatis”, de ecos claramente ciceronianos, y que se interesó por la gramática, la retórica, la filosofía moral y la historia, en contraposición a los estudios de metafísica y teología que ocupaban gran parte de los contenidos educativos de la época. En esos momentos de apuesta decidida por la renovación destacan Petrarca, guía y maestro de los primeros humanistas, Bruni, Valla, Pico della Mirandola y Alberti, conocido como el primer hombre universal del Renacimiento. En todos sus textos, pese a la diversidad de cuestiones que tratan, se aprecia una atención preferente por el lugar del hombre en el universo, su relación con la realidad, el papel de la educación y su materialización en la lengua, como puerta de acceso a todo conocimiento.[3]

La cultura europea actual es, en buena medida, resultado de aquella denominada humanista. La civilización occidental se pudo construir gracias a las contribuciones indispensables de los hombres que se dedicaron a ese ideal. Sándor Márai en su libro “Tierra, tierra”, profundiza en esta línea: “Porque ése ha sido el mayor regalo de Europa a la humanidad: el humanismo. El término huele a seminario, sabe a biblioteca… Sin embargo, por más que las grandes culturas y las civilizaciones lejanas hayan creado también su visión del mundo moral y metafísica, sólo en Europa el humanismo ha supuesto una exigencia vital y determinante de las vidas humanas, los destinos, las actitudes intelectuales y espirituales y las relaciones sociales. ¿Qué es el humanismo? Una medida humana. La constatación de que el ser humano es la medida de todas las cosas. La constatación de que el ser humano es el sentido último de la evolución, el desarrollo y el progreso (si es que tales conceptos existen, y si es posible que alguna vez el ser humano llegue a dominar los instintos que arrastra desde las cavernas). Una actitud humana que no espera ninguna respuesta mágica o milagrosa al problema de la muerte, ni pretende la solución de los problemas terrenales mediante fuerzas sobrenaturales”.[4]

Una vez hecho un breve recorrido histórico, nuestra apuesta por el ideal del hombre humanista en pleno siglo XXI es rotunda y unívoca. Entendemos que el humanista encarna de forma egregia la unidad profunda de ser culto y social a la vez. El ideal humanista engrandece a la persona por hacerla más cultivada, y por tanto más libre, y le muestra que necesita vivir en sociedad contribuyendo a la construcción de la misma. En palabras del filósofo español Fernando Savater: “nadie llega a convertirse en humano si está solo; nos hacemos humanos los unos a los otros”.

¿Qué aportan las disciplinas humanistas, lo que serían ahora los “studia humanitatis”, al ideal humanista? La respuesta es sencilla: buscan aficionar y desarrollar hábitos de captar lo verdadero, apreciar lo bello y encarnar lo bueno, mediante la presentación adecuada de contenidos y ejemplos fundamentales. La Filosofía enseña a buscar el qué, el por qué, el cómo y el sentido de la realidad; el Arte enseña a apreciar y comprender la belleza; la Ética muestra el camino apropiado y busca a la justicia; la Literatura enseña la síntesis de la belleza, la verdad y el bien; la Historia enseña a incorporar la sabiduría de los que nos precedieron con prudencia; el estudio de las lenguas, la Filología, nos abre a otros mundos culturales con sus referentes específicos. Podemos afirmar que una persona que adquiere los hábitos y los contenidos de esas grandes áreas de conocimiento está en disposición de poseer una personalidad equilibrada, que centra todo su interés en las personas y pretende contribuir desde su posición a la construcción de una sociedad más justa, libre y solidaria. De nada serviría recitar a Homero y pasar indiferente ante el sufrimiento ajeno. No estaríamos ante un auténtico humanista.

Estamos con el filósofo francés del siglo XX, Maritain[5], cuando afirma: “el nuevo humanismo que buscamos, debe ser tanto más humano cuanto menos adora al hombre, y respeta real y efectivamente la dignidad humana y reconoce el derecho a las exigencias integrales de la persona”.

Nuestra apuesta personal pedagógica es el “Programa Humanitas”. El objetivo fundamental del mismo, es contribuir a la formación humanista del profesional sanitario, que por motivos obvios debe enfrentarse tan a menudo con el dolor y el sufrimiento humanos. Utilizando la disciplina humanista de la Literatura pretendemos suscitar el interés del lector por la belleza, la verdad, la justicia, el bien, la felicidad, la alegría, el amor, el dolor, el sufrimiento, la comprensión, la compasión y la solidaridad. Proponemos la lectura de 20 libros que suponen un paso básico y obligado para cualquier profesional sanitario que entienda su profesión como una vocación de la que no puede sustraerse.

Nuestra propuesta educativa comprende la lectura de las siguientes obras:

- Francisco Umbral. “Mortal y Rosa”. Editorial Planeta. Barcelona 2007.


La muerte de un hijo posiblemente sea una de las pruebas más grandes que se le puede presentar a un hombre. Esta novela fue escrita en el año 1975, después del fallecimiento del hijo del escritor. Para la mayoría de los expertos en el genial escritor madrileño, es su obra cumbre. En ella aparece el Umbral más cercano, herido en lo más íntimo de su ser, y divisamos al escritor en el que se iba a convertir: todo un gigante de las letras.

Es necesaria su lectura, y en especial para los lectores en español, porque es difícil encontrar páginas más certeras a propósito del dolor y sufrimiento humanos en esta lengua.

- Sándor Márai. “La hermana”. Editorial Salamandra. Barcelona 2007.


Escrita en 1946 a continuación de “El último encuentro”, esta novela es otro claro exponente de la especial sensibilidad y talento del gran autor húngaro para abordar las preocupaciones primordiales del ser humano, aquellas que trascienden los momentos históricos y las fronteras geográficas.

La pasión, el dolor, la enfermedad, el éxtasis del arte y el misterio de la muerte son algunos de esos temas intemporales que Sándor Márai trata magistralmente en estas páginas.

Esta obra es la última que publicó en su país antes de exiliarse.

La enfermedad de un pianista famoso le sirve de excusa para profundizar en las entretelas del alma humana.

- C.S. Lewis. “El problema del dolor”. Editorial Rialp. Madrid 1995.


C.S. Lewis publicó este libro en el año 1947. En ese periodo habría abrazado la fe cristiana y todavía no había conocido a la que fue posteriormente su mujer. Tenía una gran fama ganada de apologista, y era muy conocido por sus lectores y oyentes de radio por su estilo directo, sentido práctico y poder de convicción.

En el libro pretende contestar a la pregunta: ¿Cómo se armoniza la realidad dolorosa con la bondad divina? A través de sus diez capítulos intenta aportar respuestas esperanzadoras a propósito del tema.

Cualquier persona educada en la tradición judeo-cristiana encontrará motivos suficientes en la lectura de este libro, para hacerla precisamente imprescindible.



[1] Rafael Alvira. “Sobre el humanismo”. Grupo de Trabajo para el Estudio de las Humanidades en España. Conferencia de Educación. 1998.

[2] Petrarca, Bruni, Valla, Pico della Mirandola, Alberti. “Manifiestos del humanismo”. Selección, traducción, presentación y epílogo de María Morrás. Ediciones Península. Barcelona 2000.

[3] Francisco Rico. “El sueño del humanismo. De Petrarca a Erasmo”. Editorial Destino. Barcelona 2002.

[4] Sándor Márai. “Tierra, tierra”. Editorial Salamandra. Barcelona 2006.

[5] Jacques Maritain. “Los derechos del hombre”. Editorial Palabra. Madrid 2001.


Iré incluyendo poco a poco las restantes diecisiete recomendaciones bibliográficas.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Lágrimas de papel


En el próximo mes de Octubre verá la luz mi libro titulado "Lágrimas de papel". Será presentado en diferentes ciudades españolas. Una vez que esté cerrada la fecha de Málaga, lo comunicaré con suficiente antelación. Asi mis cuatro o cinco lectores podrán compartir conmigo una velada agradable.

Como anticipo, muestro el texto de la contraportada del libro:

"El médico humanista Joseantonio Trujillo se acerca al misterio del dolor y sufrimiento humanos de la mano de la literatura. “Lágrimas de papel” es un libro de difícil clasificación, que bebe de las vidas y obras de tres gigantes de la literatura universal ya fallecidos: el español Francisco Umbral, el húngaro Sándor Márai y el británico C.S. Lewis.

Tras unas reflexiones personales iniciales sobre el oficio de escribir y el dolor y sufrimiento humanos, Trujillo nos muestra la grandeza y vulnerabilidad de las vidas de estos tres escritores que a través de sus obras entonaron un canto a la dignidad humana.

El libro finaliza con un epílogo de tono esperanzador y una propuesta pedagógica de carácter netamente humanista, denominada “Programa Humanitas”."




Inicio de curso


Educar es seducir con lo valioso. O esa era hace unos años. Los padres jóvenes nos quedamos tranquilos con los maestros de nuestros niños, cuando éstos nos emiten una lista interminable de libros y material escolar. Cuanto más caros sean y más difícil encontrarlos, en más alta consideración se tiene al profesor de turno. Si además la Asociación de Padres elige unos uniformes a la moda, unos “chándal” imposibles y tardan semanas en recibir todas las tallas pues mejor que mejor. Es muy importante que todas las tardes tengan todo tipo de actividades extraescolares para que así el niño no tenga ninguna tentación de jugar. De Octubre a Junio el niño debe entrar en un maratón que no le permita en ningún momento jugar, reírse, pasárselo bien con sus amigos. Debemos entrar en la rutina en la que los padres nos sintamos seguros y los niños no puedan respirar.

Además en estas fechas siempre volvemos a replantearnos los mismos temas: por un lado la dirección en la que deben utilizar su tiempo libre los adolescentes y por otro, la falta de autoridad de los profesores. La adolescencia es un “constructo” cultural y sociológico con afanes de segmentación de cara al consumo, con la que no sabemos que hacer. Para llegar a un equilibrio con los adolescentes se debe llegar a un pacto con los que les venden, en todos los sentidos.

Yo revestiría de autoridad a la profesora de mi hijo si en vez de pedirme 1000 folios en blanco para él, con seis años, me pidiera que le leyera todas las noches un cuento de Andersen. Mientras, como que no.

Los padres debemos ser los nuevos revolucionarios de la enseñanza, luchando en contra de la uniformidad de la misma y ayudando a nuestros hijos a crecer a través de la seducción con lo valioso. Y eso es nada

miércoles, 29 de julio de 2009

Mi cumpleaños


Los cumpleaños huelen a sala de partos. A compresas frías, sudores generosos y primeras bocanadas de aire. Con el paso del tiempo, con la desaparición de las velas y las meriendas, comienzan a adquirir un sabor a sidra de la barata y uvas de un 31 de Diciembre. Renovación de buenos propósitos, y más canas en el corazón.
Hoy, hace 39 años, mi madre me expulsaba al mundo. Los cumpleaños son homenajes a las madres, de los padres casi nadie se acuerda. Tengo la suerte que mi madre me sigue expulsando al mundo y mi padre sí que se acuerda de la madrugada de inquietud, esperanza y olor a hospital.
Uno tiene la tentación de vivir su vida, y la vida pasa por encima de él, lo atropella. Entonces dedicimos dejarnos llevar por el vaivén de la realidad y hasta gozamos en ese vergonzante empeño.
Vivir es necesitar poco. El marchamo de calidad de nuestra vida es el de conformarnos en lo poco, con los nuestros, familiares, amigos y enemigos conocidos. Mi madre en Málaga no necesita ni el mar. O sea.
Ligero de equipaje quiero vivir este día, porque los cumpleaños son para los demás.
Hoy es día también de despedida por este año, de este programa, de estas ondas y de todos ustedes que me han soportado semana tras semana. Eso sí que es un buen regalo para mí. Adiós.

lunes, 20 de julio de 2009

Verdades Arriesgadas (Pregón Taurino de Málaga 2009)

La esencia del toreo es torear. La lidia al toro bravo por parte de un torero en un ruedo es necesaria en el toreo, pero no es suficiente. Lidiar hace referencia al conjunto de suertes que se ejecutan con el toro, en el ruedo, desde que sale del toril hasta su muerte. Es un concepto que se correlaciona con el conocimiento del toro bravo y de las normas reglamentarias, mientras que la idea del toreo aspira a tener una vertiente artística, distante de todo precepto.[1] Son elementos constitutivos, y por tanto imprescindibles, para el toreo, el hombre y el toro bravo. Todo el resto, enriquece y completa el encuentro de estos dos protagonistas. Hombre y toro son los que definitivamente apuntan a la esencia de esta actividad convertida por nuestros antepasados en rito, cultura y tradición.
La Historia de España no puede entenderse sin los toros, y así lo entendieron todo tipo de poderes, divinos y humanos, y muchos de nuestros antepasados. El respeto a lo que ellos preservaron, a lo largo de siglos, y que han convertido en tradición cultural, no es hecho caprichoso, puntual o circunstancial. Los hombres gozamos con las tradiciones por tener la posibilidad en ellas de expandirnos emocionalmente con nuestros iguales. Respetamos conjuntamente aquello que hemos heredado de nuestros ancestros por considerarlo importante y auténtico, porque creemos que obtenemos una ganancia emocional que además puede ser compartida. Antonio Gala escribió estas certeras palabras, como gran conocedor de lo español: “Si algo hay arriesgado en la cultura –buena o mala ¿quién decide?- de los pueblos de España es la fiesta de los toros. Por lo menos en lo que yo entiendo como cultura: no la que hacemos, sino la que nos hace; no la que poseemos, sino la que nos posee. Aquí, en las ferias de los pueblos, solo hay dos cosas imprescindibles: una Virgen y un toro (…). La misma Iglesia ha tenido que inventarse que ciertos toros transportaron las reliquias de ciertos mártires a determinados umbrales de conventos para bautizar y apropiarse de una fiesta que no se iba a echar atrás por nada de este mundo ni del otro (…). El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los del alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?”.[2]
Nuestra historia ha conocido todo tipo de barbaries y crueldades con el discurrir de los siglos, pero nunca ha encasillado al rito taurino como una actividad cruel con el animal o con el hombre. El final del siglo XX y el inicio de nuestro presente siglo ha sido el que ha asistido por primera vez a la calificación del toreo, por parte de determinados sectores minoritarios, de espectáculo cruel con el toro bravo que no contiene ningún elemento artístico en el desarrollo del mismo. La aparición de estos críticos coincide posiblemente con el desarrollo de una nueva sensibilidad frente al medio ambiente y los animales. En pos de una mayor armonía y convivencia entre las especies animales que habitan nuestro planeta, ha aparecido una nueva ideología que defiende el respeto real y efectivo de los derechos de los animales y del medio ambiente. La defensa de la hegemonía del hombre sobre la Naturaleza se ha convertido en tema controvertido, y comienzan a repensarse muchas de nuestras relaciones actuales con el resto de especies animales. Este nuevo ecologismo surgido en el final del siglo XX, ha propiciado la aparición de todo tipo de organizaciones que pretenden preservar nuestro medio y fomentar una relación, en muchas ocasiones de iguales, con los animales. Tanto es así que muchas personas han hecho de esta causa la razón última de su vida. La sociedad en general ha aceptado de buen grado la preocupación por este tipo de temas y ha fomentado el análisis de todo este tipo de nuevos paradigmas, en pos de apostar por una Humanidad y una Tierra con futuro. Es cierto también, que la sociedad en su conjunto exige un equilibrio en todo este nuevo escenario de relaciones entre nosotros, los animales y el medio ambiente, que excluya posiciones extremas, intransigentes y muchas veces esperpénticas, para que de ninguna forma se desnaturalicen las verdades ontológicas de la realidad del hombre y la creación.
En este contexto, no es difícil entender que los toros sean criticados desde algunos sectores, y su posición quede resumida en el siguiente lema antitaurino: “La tortura no es arte ni cultura”.
Todos estamos de acuerdo en que la crueldad con los animales es del todo innecesaria, gratuita y por tanto debe ser evitable. El toro, como cualquier animal, quiere estar en el campo, gozando de la libertad que le procura los límites de sus propios instintos. Y así lo hace durante prácticamente la totalidad de su vida.
Soy un ferviente aficionado a los toros. La muerte del toro en la plaza no me deja indiferente. Intento pensar y repensar en el tema. Puede que esté favoreciendo la crueldad ante estos animales y eso no me seduce en absoluto. La actualidad me brinda la posibilidad de defender mi humilde posición.
Los toros están dotados de dignidad animal. No se la deben de ninguna manera a la forma con que mueren sino a sus propias características ontológicas. El tipo de muerte de cualquier animal no le confiere más o menos dignidad. La muerte de un toro en una plaza a manos de un torero es tan digna como la que le procura otro toro en una dehesa. Podemos discutir sobre la crueldad de la misma, y sobre si es lícito hacer espectáculo público de la muerte o no. Es verdad que la propia naturaleza y la relación entre animales nos da ejemplos clarividentes de lo crueles que pueden ser unos animales con otros, y no por ello tenemos la tentación de intervenir en favor de la indefensa gacela cuando muere de forma aterradora entre los dientes de un león. Entendemos la muerte de los animales dentro de un contexto de supervivencia. Y así lo hacemos extensivo a la muerte que procuramos a los animales que entran en la cadena alimenticia del hombre, o ayudan al desarrollo de la investigación médica. Existe un equilibrio que de muchas formas intentamos salvaguardar dentro de unas mínimas normas de respeto a la dignidad de los animales. Algo parecido ocurre también con la caza. La caza no la inventan los aristócratas aburridos sino los hombres hambrientos. En estos días, como decía Ortega y Gasset[3], afortunadamente en la mayoría de los lugares desarrollados no se caza para matar, sino que se mata por haber cazado.
El toro bravo es una especie animal única, que es difícil de valorar fuera del marco de su lidia, donde posiblemente dibuje con mayor fiabilidad los contornos de su esencia última de fiera poderosa. Es injusto fijar únicamente nuestra mirada en los pocos minutos de vida de este animal en el marco de su participación en una corrida, y no observar el transcurso de su vida a lo largo de sus cinco años de vida en una dehesa. Nadie puede objetar que la vida del toro bravo, los cuidados que recibe, la libertad que se le procura, el respeto que se le concede, no es ejemplo magnífico de cuidado de los animales y del medio ambiente. Si los animales pudieran envidiar como lo hacen los hombres, no les quepa la menor duda que la vida resuelta de cualquier toro bravo sería foco de interés y de envidia por parte del resto de especies animales. Insistimos, es injusto valorar la vida que el hombre procura al toro bravo si sólo pusiéramos el foco en su última media hora de vida. Nadie entendería que a un caballo de carreras se le recordara por las trágicas circunstancias del sacrificio del mismo, debido a las importantes lesiones que se ocasionó en el seno de una carrera, por ejemplo, y no por la vida que conoció en su totalidad.
El toro bravo es una auténtica fiera. Con frecuencia se olvida este hecho. La desproporción entre la fuerza del toro y la del hombre en una corrida de toros es tal, que si no mediara la inteligencia y el arrojo del diestro, difícilmente sería soportable y por tanto creíble para el resto de los mortales. Nadie entiende como cruel la fiereza con la que un toro de lidia empitona a un frágil torero y en algunas ocasiones acaba con su vida. Todo se subordina a la fiereza y naturaleza animal del mismo. De una forma clarividente nos recordaba este hecho el conocido torero Ignacio Sánchez Mejías. En el año 1929, estando el diestro en Nueva York, fue invitado por el poeta Federico García Lorca a dictar una conferencia sobre el mundo de los toros en la Universidad de Columbia.



A lápiz y en papel del hotel Ausonia, donde se alojaba, redactó en una noche “su tauromaquia”, que al día siguiente debía exponer.
Ante un joven auditorio, Sánchez Mejías conocedor de que en el mundo anglosajón se tenía como cruel a la fiesta, no dudó en afirmar: “es necesario que sepa todo el mundo que el toro es una fiera; el día que la curiosidad del mundo repare en este pequeño detalle se hablará en otro tono de nuestras corridas de toros, de ese deporte viril de una raza, que hizo de este planeta que habitamos un paseo, porque nos ha acostumbrado a jugar con la muerte, entre los cuernos de los toros bravos”.[4]
De ninguna manera debiéramos obviar en relación a la fiereza del toro bravo otra característica importante del mismo, su preparación fisiológica para la lucha. Con más de treinta y cinco litros de sangre en su cuerpo, son muchos los veterinarios que explican que el sangrado de las heridas que se le infligen al toro a lo largo de la lidia, en ningún momento pueden ser consideradas como muy graves, ni serían nunca responsables últimas de su muerte, si no mediara finalmente la estocada y la puntilla. Hecho que se puede comprobar cada vez que un toro es indultado. Todos han podido, con los cuidados pertinentes, recuperarse perfectamente, y ejercer sus funciones de sementales con total normalidad.
En referencia al dolor que pueden percibir a lo largo de los breves minutos de su participación en una corrida de toros, conocemos hechos muy interesantes, que recientemente han sido sacados a la luz por la comunidad científica. El veterinario Juan Carlos Illera del Portal[5] y su equipo, estudió a más de 300 toros bravos lidiados en la plaza de “Las Ventas” de Madrid, con el interés de conocer la capacidad de respuesta de este animal único frente al estrés.
Las conclusiones del mismo han sido muy importantes y esclarecedoras. El toro de lidia presenta una respuesta hormonal diferente a otras especies de ganado vacuno, y su percepción del dolor en la corrida se ve atenuada por la gran cantidad de endorfinas que segrega. De igual forma descubrió este equipo de investigadores, que la cantidad de cortisol (hormona conocida por su función frente al estrés) que segrega un toro bravo en su lidia, es menor en ese momento que a la hora de ser transportado. Hecho por el que concluyen, que por las características específicas y diferenciadoras de este animal bravo, no percibe la lucha que entabla en una corrida como una situación especialmente estresante para él.
Esta especie animal reafirma su naturaleza en su fiereza a la hora de enfrentarse al “combate” y soporta por un lado esta situación de una forma normalizada para ella, y se defiende a nivel hormonal favoreciendo su resistencia al dolor.


Llegados a este punto, quisiera concluir esta introducción recordando que el fin último del toreo no es matar a un toro, tras infligirle todo tipo de daños. Se mata al toro por haberlo toreado, como culminación de un encuentro entre hombre y animal en el que está presente la muerte real de ambos y que caracteriza a la esencia misma de ese encuentro. No se persigue la crueldad gratuita con el toro, no es un fin en sí mismo. El toro es protagonista necesario en el rito taurino, que no se erige sobre el daño y la muerte del mismo, sino sobre una serie de principios que con posterioridad analizaremos. Podemos afirmar con rotundidad que el rito taurino es un encuentro cruento pero sin afán de ser cruel.


Nos ocupa desde este preciso instante, toda vez que hemos intentado mostrar nuestro respeto por el toro como animal y como protagonista del rito taurino, desvelar todo aquello que consideramos concierne al arte y belleza en el toreo.
El arte sabemos que surge entre los hombres por necesidad vital de los mismos, y no por un interés secundario o meramente accidental. La aspiración del hombre de superar la mera supervivencia y la vida de los instintos, es la base de esa necesidad vital. Todos tenemos ansia de eternidad, y así en cada uno de nosotros existe un impulso irreprimible por buscar la belleza y reconocernos en la verdad. No existe este impulso en ningún otro ser de la creación. La belleza y la verdad son sólo entendidas desde lo humano, por eso nos son tan cercanas. El arte surge y se desarrolla allí donde hay ese ansia eterna, incansable, de lo espiritual, de un ideal que hace que las personas se congreguen en torno al mismo. La sociedad de consumo pretende degradar el arte y ponerlo al nivel de cualquier objeto que tiene precio y por tanto se puede comprar. Lo importante no es tanto lo que se compra sino la posibilidad que tenemos de comprarlo. Desde esta perspectiva no existe nada en nuestra sociedad que no se pueda comprar, incluidas las personas.
Los girasoles representados en un lienzo, las siete notas combinadas en una partitura, no son siempre arte. Pero no porque no fueron pintados por Van Gogh o compuestas por Mozart, sino porque simplemente no contienen la razón básica de cualquier obra de arte: poseer sentido poético. Manida expresión que hace referencia a la acción humana que intenta desvelar otras realidades humanas con mayores sugerencias que la propia realidad aparente de las cosas.
Necesitamos encontrarnos continuamente con la belleza y la verdad. Esa belleza entendida como plenitud, como equilibrio necesario de las partes, que no deja sitio a que se pueda entresacar nada de lo percibido sin que sufra la totalidad, y esa verdad como opción única y radical del hombre regido por la aspiración de lo bueno. Decía el gran cineasta Andrei Tarkovski que “lo bello queda oculto a los ojos de aquellos que no buscan la verdad”[6]



El arte en definitiva, se presenta como una revelación, como un deseo del artista, un deseo apasionado que refulge repentinamente, un deseo de acogida intuitiva de todas las leyes del mundo, de su belleza, de su humanidad y de sus límites. Todo esto el artista lo reproduce en la creación de una imagen que de forma independiente recoge lo absoluto. Con ayuda de esta imagen que crea se fija la vivencia de lo interminable y se expresa por medio de la limitación: lo espiritual, por lo material; lo infinito, por lo finito. Se podría decir que el arte es símbolo de este mundo, unido a esa verdad absoluta, espiritual, escondida para nosotros y que intenta desvelar el sentido poético de las obras.
Charles Batteux en su obra del 1746, “Les Meaux-Arts réduits à un méme principe », acuñó por primera vez el término « bellas artes », que aplicó originalmente a la danza, la floricultura, la escultura, la música, la pintura y la poesía. Añadió con posterioridad a la arquitectura y la elocuencia. Desde ese primer momento, han sido continuas las inclusiones y exclusiones en esta primera lista de diferentes disciplinas por diferentes autores.
Ricciotto Canudo, considerado el primer teórico del cine, fue el primero en calificarlo como el séptimo arte en el año 1911.
Existe en la actualidad cierto consenso entre los autores en la confección de la siguiente lista de las “bellas artes”:

- 1ª La arquitectura.
- 2ª La danza.
- 3ª La escultura.
- 4ª La música.
- 5ª La pintura.
- 6ª La literatura.
- 7ª La cinematografía.
- 8ª La fotografía.
- 9ª La historieta. [7]

Como bien conocen, en este tipo de clasificaciones nunca se incluye a la tauromaquia. El filósofo español Victor Gómez Pin comenta al respecto: “la tauromaquia no es clasificable como arte por la sencilla razón de que este vocablo designa un conjunto de tareas humanas cuya realización y proyección social es perfectamente compatible con la persistencia en sus receptores de una abulia espiritual que la tauromaquia apunta a abolir. La tauromaquia no es, de entrada, clasificable como arte porque el arte en sus modalidades convencionales es excesivamente respetuoso con los parapetos que la cultura ha fraguado para evitar que se restaure la exigencia de verdad, la exigencia de desvelamiento, exigencia indisociable de una radical confrontación que es, de hecho, el motor originario de la obra de arte y lo único que le otorga legitimidad”.[8]
En una corrida de toros, el torero puede componer una obra de arte con unos engaños endebles frente a un animal salvaje de varias toneladas de peso, o puede simplemente representar un ejercicio circense. El dominio del tiempo, y de los terrenos, ayudado por la técnica, puede facilitar al torero que en su encuentro con un toro, exista verdad, y belleza, tejiendo una creación con sentido poético que reconforta emocionalmente a la personas que asisten al mismo, pero sobre todo al autor de tan singular proeza.
Soy de los que creen en los postulados de Albert Boadella[9], que defiende que los toros fundamentalmente pueden ser definidos en la actualidad como uno de nuestros últimos ritos, ya que sirven para expresar unos sentidos más complejos que los estrictamente fisiológicos. Todos los ritos nacen de la tradición, como en el caso de los toros, y analizamos en el principio de nuestra exposición. En muchas ocasiones los ritos pueden ser espectaculares pero no olvidemos que eso no añade nada a lo artístico. Arte y espectáculo casi en todas las ocasiones son materias dispares y en muchas ocasiones incluso contrapuestas.


Aceptando que los toros en circunstancias determinadas pueden convertirse en obra artística, y además su base conceptual corresponde a la de un rito, debemos hacer notar que no fue así en todo la historia de la tauromaquia. Si bien en el siglo XVIII, con el advenimiento del toreo a pie, se conformaron los elementos que constituían a la lidia taurina en un rito, no siempre la estética, la búsqueda de la belleza y el encuentro con la verdad constituyeron la esencia de estas primeras corridas de toros. Y en este instante debemos hablar de Lagartijo.
El diestro cordobés Rafael Molina “Lagartijo” fue el primer torero que introdujo elementos artísticos a su forma particular de lidiar los toros en el siglo XIX, hecho en el que coinciden los estudiosos. No se trataba ya del “arte del toreo”, sino de la aparición de cualidades plásticas en él, aparte de las emotivas que nunca se le regatearon, que aspiraban a ser consideradas como elementos de una “bella arte”, que admitía una formulación estética. El arranque de esta consideración artística fue sin duda la figura y la apostura de Lagartijo. Por ellas es el cordobés el primer torero que hace pensar en incluir el toreo entre las bellas artes.
En este tiempo aún no se habían dado cuenta los aficionados de que si el toreo había de tener una belleza autónoma, ésta había de consistir en una conjunción dinámica y acordada, en una armonía de los movimientos del toro y del torero, en una correspondencia entre la embestida ciega y el mando por el diestro del engaño que la modera; en una palabra, en el dominio ejercido por el temple. Este mundo estético que había de conocer posteriormente el siglo XX y XXI estaba entonces totalmente inédito. Pero Lagartijo, con su elegancia incopiable, que llega a nosotros en sus retratos, a cuál más distinguido en apostura y dignidad, lograba un estilo de belleza en los lances que el público captaba como un halago que transfiguraba la fiereza de la fiesta.
Todo debe entenderse en el marco de rivalidad existente en aquellos momentos con Frascuelo, cuyo toreo arriesgado y cargado de autenticidad tradicional, era el considerado toreo ortodoxo, que gustaba a la gran mayoría de público y aficionados.
El diestro cordobés fue trascendental en la evolución del toreo, su concepción técnica de la lidia no se diferenciaba de la entonces vigente, pero sí que introdujo los primeros elementos estéticos en ella.[10]
Con Lagartijo se introduce un elemento muy importante en las corridas de toros que es la transmisión al público. No se trataba en esos momentos de transmitir emoción sólo al tendido, se necesitaba entablar una comunicación con las personas que acudían al tendido. Ese es un elemento constitutivo más del toreo como disciplina artística. El arte tiene en su esencia una función profundamente comunicativa, puesto que la comunicación interpersonal es uno de los aspectos fundamentales de la meta creativa. El arte es un metalenguaje, con cuya ayuda las personas intentan avanzar la una en dirección a la otra, estableciendo comunicaciones sobre sí mismas y adoptando las experiencias ajenas.





Regresando por un momento a nuestro admirado Tarkovski, decía con gran profusión en sus escritos que “la creación artística exige del artista una verdadera entrega de sí mismo, en el sentido más trágico de la palabra”. Ese es otro elemento constitutivo del arte del toreo y que con frecuencia olvidamos. La entrega absoluta del torero a su quehacer le enfrenta a una ascesis del todo exigente y necesaria para su fin último. El gran maestro don Juan Belmonte explicaba la obligación moral del torero, a la que nos referimos, con gran claridad:
“Me convencí pronto de que el hombre consagrado de por vida a una actividad que ha sido siempre su razón de ser, no se satisface, ni mucho menos, cuando la riqueza le permite abandonar su lucha de muchos años. Uno cree que es desgraciado porque tiene que pelear sin descanso en su arte o su oficio y espera cándidamente que el día que tenga dinero será feliz descansando mano sobre mano; pero la verdad es que hay muy pocos hombres capaces de resignarse a ese bienestar burgués, que consiste en ver girar el sol sobre nuestras cabezas, bien comidos y bien descansados. No. Me convencí en pocos meses –tras una de mis retiradas- de que yo no servía para aquella vida, la lealtad a mis sentimientos se impuso. Yo lo que quería era ser torero”.[11]


Hemos encontrado en nuestro discurrir todos los elementos que entendemos hacen al toreo gozar de los honores que están reservados a las bellas artes: verdad, belleza, ansia de plenitud, sentido poético, deseos de comunicación y entrega del ejecutante.
La defensa del toreo como “bella arte” debe ser ejercida en primer lugar por los que son los creadores en esta disciplina, que no son otros que los toreros. En el principio de nuestra exposición comentábamos que existe un sector de la sociedad contrario a la celebración de las corridas de toros, pero hemos de decir que los enemigos del rito taurino no son sus detractores. Bien al contrario. Los toros pueden desaparecer si la verdad de su esencia se desnaturaliza por parte de los intervinientes en el rito. Si los toros son mermados en sus defensas, si la muerte que se le procura al toro es fruto de una mala técnica del diestro, si los toreros aspiran a ser domadores o gladiadores en vez de matadores de toros, si los aficionados se ponen de parte de la falsedad contada por muchos “juntaletras”, si los intereses económicos de los empresarios priman de una forma despiadada sobre la pureza del rito y si las autoridades no velan por la autenticidad del rito y ejercen una labor docente. Con todo, y en España siempre se ha tenido claro, la ayuda de personas relevantes del mundo de las letras, las artes y las ciencias defendiendo nuestra tradición y los elementos artísticos que la caracterizan, ha ejercido de ayuda fundamental para la pervivencia de este rito secular. Un artículo de Umbral o una conferencia de Boadella han hecho más por la defensa de los toros que muchas temporadas completas de muchos diestros, y ese mérito no ha sido suficientemente reconocido por parte de los toreros y sus entornos. El día que el toreo no encuentre la palabra docta, bella y acertada por parte de los intelectuales comenzará el declive del mismo. Y a la historia nos remitimos.[12] Manolete, compendio de todas las características que hemos significado para definir a un torero como artista, se convirtió en un mito, no sólo por su vida lograda y su muerte trágica en los ruedos, sino también porque tuvo la suerte de que los escritores y pintores, glosaran y dibujaran sus hazañas y figura.




Muestra de ello este precioso soneto de nuestro admirado poeta y fiscal Guillermo Sena:

Su figura de estoica valentía
daba en el ruedo pundonor y embrujo,
vistiendo sus faenas con lujo
de su firme presencia y su hidalguía.

No le era ajena la melancolía
de saber que la muerte en tiempo brujo,
fúnebremente su fulgor condujo
a la leyenda y a la lejanía.

Es difícil burlarse de la muerte
teniendo enfrente al toro enfurecido
soñando la trágica cornada.

Es difícil mostrarse otra vez fuerte
cuando vuelves de un tiempo pretérito
toreando tenazmente con la nada.[13]

Es necesario también que reflexionemos finalmente sobre las personas que se acercan al rito taurino. ¿Es una minoría docta la que sustenta el rito pero lo hace inviable? O ¿es el gran público el que mantiene el espectáculo y por tanto tiene derecho a pervertir la esencia del rito?
Mi posición se sustenta en la creencia de que es una minoría la que sustenta su creencia en la verdad del rito taurino que contiene en algunas ocasiones un sentido poético que lo convierte en arte, pero son una mayoría los que se acercan a lo espectacular del rito. Éstos últimos no persiguen entenderlo pero sí entienden su papel de gran público que sustenta la mayoría de las corridas de toros.
Sobre esta última afirmación, me gustaría hacer una serie de reflexiones. Como aficionado a los toros no me gusta que el gran público se acerque a este mundo por ser uno más de los espectáculos de masas que pueden comprarse, y que más que una ganancia emocional puede proporcionarle una ganancia social. En determinados ambientes, algunas corridas de toros son auténticos eventos sociales que atraen en gran manera a todas las personas que persiguen una forma de estar y parecer en la sociedad, que les proporciona notoriedad a la vez que cierta distinción. Todos estos aditamentos restan verdad al rito y asfixian el sentido poético del toreo. Desde esas posiciones se defiende esa forma de estar en los toros con argumentos muy rudimentarios, como son la libertad de elección de cualquier individuo consumidor y la práctica y efectiva manutención de este mundo taurino tan dado a los desmanes económicos. Seguir por esta senda de mantenimiento del rito taurino gracias a la inyección económica del gran público puede pervertir definitivamente la esencia del mismo, ya que lo que primará no serán los postulados que dan autenticidad al rito sino los que atraigan al gran público que es el que paga y según ellos debe mandar. Considero que esta vía no es la más acertada. Como otras manifestaciones artísticas, como la danza o el teatro, los toros viven sólo de lo que se hace en el presente y por tanto hay que repensar en lo que debe ser el futuro de lo taurino.
El rito taurino con afán artístico sólo podrá pervivir, bajo mi modesta opinión, si somos capaces de hacer los aficionados una labor docente y si por otro lado, como en otros ritos que perduran en el presente, se huye del consumismo y se arroja sensatez en la economía de este mundo. Los protagonistas no deben ser todos ricos y no debe haber tanto número de eventos taurinos. El órdago a los protagonistas de los toros está echado, y sólo nos queda a los aficionados intentar seducir con lo valioso.





[1] Diccionario de la Tauromaquia. Marceliano Ortiz Blanco. Editorial Espasa. Madrid 1995.
[2] Esta cita la he encontrado en el libro de José María Moreira, “Historia, cultura y memoria del arte de torear”, de Alianza Editorial, publicado en Madrid en 1994.
[3] José Ortega y Gasset. “Sobre la caza, los toros y el toreo”. Revista de Occidente en Alianza Editorial. Madrid 1960.
[4] Andrés Amorós. “Ignacio Sánchez Mejías”. Alianza Editorial. Madrid 1998.
[5] Juan Carlos Illera del Portal es Profesor Titular y Director del Departamento de Fisiología Animal de la Facultas de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. No se reconoce como aficionado a los toros, pero sus estudios lo han convertido en un referente básico entre los que aman la tauromaquia, a la vez que el blanco de todo tipo de críticas por parte del sector denominado “antitaurino”.
[6] Andrei Tarkovski. “Esculpir en el tiempo”. Editorial Rialp. Madrid 1991.
[7] Información que ha sido entresacada de la definición de arte encontrada en http://es.wikipedia.org/wiki/Arte
[8] Víctor Gómez Pin. Reflexiones sobre José Tomás. Editorial Espasa. Madrid 2002.
[9] Albert Boadella. Reflexiones sobre José Tomás. Editorial Espasa. Madrid 2002.
[10] El Cossío, volumen 7 titulado “La Fiesta I”, sección “Del valor y del arte”, capítulo “Con Lagartijo empieza a hablarse de Arte en los toros”, página 126. Versión para el diario “ABC”. Editorial Espasa, Madrid 2000.
[11] Cita encontrada en el libro de Manuel Chaves Morales, “Juan Belmonte, matador de toros. Su vida y sus hazañas”, de Alianza Editorial y publicado en Madrid en 1969.
[12] Quien esté interesado en conocer en detalle este tema, recomiendo mi discurso de ingreso a la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas titulado “Los toros en la literatura”, que se puede encontrar en su totalidad en la página web: www.medicosescritoresyartistas.com en su sección publicaciones on-line.
[13] “Manolete” In memoriam. Sonetos de Guillermo Sena y Dibujos de David Zafra. Granada 2007.