El regalo de Navidad es un anticipo del cielo. Nos devuelve a la parte mágica de la vida. La de la ilusión, la de la esperanza, la del cariño, la de la tranquilidad, la de la confianza. Siempre hubo regalos en Navidad, hasta que éstos la secuestraron.
La noche de Reyes Magos es una noche de bodas periódica Intensa, mágica, esperanzada y sobre todo, compartida. No podemos renunciar a ella porque no nos reconoceríamos. Los enterradores de la ilusión no podrán dar sepultura a esta tradición que pasamos de padres a hijos.
En estos momentos en los que la cordura y la mesura en el consumo deben ser protagonistas, me atrevo a lanzar una serie de ideas que pueden ser convertidos en regalo sin invertir ni un duro.
A los que tienen hijos como el mío de 6 años, o en rango de edad parecido, regalenle el juguete con el que ustedes jugaron con esa edad. Deben explicarle la historia del mismo y escribírsela para que así sus majestades de Oriente se lo puedan hacer llegar. No lo olvidarán nunca.
A sus padres, a sus tíos, a sus mayores, regálenles fotos antiguas con ellos. Ahora es sencillo reconstruirlas, reparárlas. Póngales algo personal y bonito en el dorso de las mismas. Las fotos son el descanso de la vida.
Para sus parejas busquen algún objeto que tenga un significado especial para ustedes. El bolígafo que le regaló en la facultad, el pañuelo que le dió un San Valentin. Siempre debe ser algo muy significativo y evocador. Deben envolverlo en una caja bonita que contenga una nota que sea emotiva y auténtica.
Y finalmente, no olvide a sus amigos, propóngase no mandar "sms", llámelos y dígales que los quiere, y sobre todo que los necesita.
El último regalo debe ser para el desconocido, para que el que no tiene la suerte que tenemos nosotros. Rece una oración por él.
No se quejarán, todo barato, barato.
La noche de Reyes Magos es una noche de bodas periódica Intensa, mágica, esperanzada y sobre todo, compartida. No podemos renunciar a ella porque no nos reconoceríamos. Los enterradores de la ilusión no podrán dar sepultura a esta tradición que pasamos de padres a hijos.
En estos momentos en los que la cordura y la mesura en el consumo deben ser protagonistas, me atrevo a lanzar una serie de ideas que pueden ser convertidos en regalo sin invertir ni un duro.
A los que tienen hijos como el mío de 6 años, o en rango de edad parecido, regalenle el juguete con el que ustedes jugaron con esa edad. Deben explicarle la historia del mismo y escribírsela para que así sus majestades de Oriente se lo puedan hacer llegar. No lo olvidarán nunca.
A sus padres, a sus tíos, a sus mayores, regálenles fotos antiguas con ellos. Ahora es sencillo reconstruirlas, reparárlas. Póngales algo personal y bonito en el dorso de las mismas. Las fotos son el descanso de la vida.
Para sus parejas busquen algún objeto que tenga un significado especial para ustedes. El bolígafo que le regaló en la facultad, el pañuelo que le dió un San Valentin. Siempre debe ser algo muy significativo y evocador. Deben envolverlo en una caja bonita que contenga una nota que sea emotiva y auténtica.
Y finalmente, no olvide a sus amigos, propóngase no mandar "sms", llámelos y dígales que los quiere, y sobre todo que los necesita.
El último regalo debe ser para el desconocido, para que el que no tiene la suerte que tenemos nosotros. Rece una oración por él.
No se quejarán, todo barato, barato.
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