miércoles, 16 de septiembre de 2009

Inicio de curso


Educar es seducir con lo valioso. O esa era hace unos años. Los padres jóvenes nos quedamos tranquilos con los maestros de nuestros niños, cuando éstos nos emiten una lista interminable de libros y material escolar. Cuanto más caros sean y más difícil encontrarlos, en más alta consideración se tiene al profesor de turno. Si además la Asociación de Padres elige unos uniformes a la moda, unos “chándal” imposibles y tardan semanas en recibir todas las tallas pues mejor que mejor. Es muy importante que todas las tardes tengan todo tipo de actividades extraescolares para que así el niño no tenga ninguna tentación de jugar. De Octubre a Junio el niño debe entrar en un maratón que no le permita en ningún momento jugar, reírse, pasárselo bien con sus amigos. Debemos entrar en la rutina en la que los padres nos sintamos seguros y los niños no puedan respirar.

Además en estas fechas siempre volvemos a replantearnos los mismos temas: por un lado la dirección en la que deben utilizar su tiempo libre los adolescentes y por otro, la falta de autoridad de los profesores. La adolescencia es un “constructo” cultural y sociológico con afanes de segmentación de cara al consumo, con la que no sabemos que hacer. Para llegar a un equilibrio con los adolescentes se debe llegar a un pacto con los que les venden, en todos los sentidos.

Yo revestiría de autoridad a la profesora de mi hijo si en vez de pedirme 1000 folios en blanco para él, con seis años, me pidiera que le leyera todas las noches un cuento de Andersen. Mientras, como que no.

Los padres debemos ser los nuevos revolucionarios de la enseñanza, luchando en contra de la uniformidad de la misma y ayudando a nuestros hijos a crecer a través de la seducción con lo valioso. Y eso es nada

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que los padres deben educar y los maestros instruir, y en el tema de la autoridad somos la sociedad "postmoderna" la que se la hemos quitado a los maestros con la ética indolora ( Lipovestky) y la de los padres allá ellos...