miércoles, 4 de marzo de 2009

La tapa


La tapa es la novela corta de nuestra cocina. Quevedo en su Buscón la denominó “aviso” y el siglo XIX confirmó su denominación en Andalucía. El queso y el jamón que cubrían las bocas de las copas de vino para evitar incómodos visitantes alados, parece que son los ancestros oficiales de la tapa.
Para conocer España hay que visitar sus bares y olvidarse de sus bibliotecas. El bar es la sala de estar del español medio. La barra es el sofá, y la televisión reina de forma absoluta. La caña de cerveza no se entiende sin la ensaladilla rusa y la manzanilla sin su queso. La sabiduría popular ha convertido en clásicos al pinchito, la tortilla de patatas y la anchoa. Nuestras tapas no son exportables a ningún país para desgracia de nuestros amigos los “guiris”. El secreto está en nuestra cocina. No en su acepción gastronómica, sino en la física. La tortilla sale buena en la sartén que se pega y además con los huevos de la Francisca, y el pinchito sólo alcanza su perfección en la plancha cutre del Sebastián.
Hasta aquí todo normal. El tema cambió cuando la cocina creativa descubrió la tapa. Los nombres sencillos se convirtieron en auténticos versos imposibles, los platos redondos en cuadrados, los palillos en tenedores en miniatura, y la ración generosa en proposición rácana. Bajo la excusa de una mayor sofisticación, nos quisieron decir que todo era resultado de un proceso de mayor elaboración, fruto de una supuesta profunda cultura culinaria. Uno puede tragarse toda esa cantinela, hasta que ve el precio de estas nuevas tapas. Es todo un camelo. Todo en la cocina creativa rinde honores al nuevo dictador llamado “minimalismo”. Todo, menos el precio. A ningún creativo le da por deconstruir el precio, y poner a la nueva tortilla a la mitad. ¡Qué cosa!
La crisis va a desenmascarar a todos estos cocineros de camisa y mandil negros, y nos va a obligar a preguntar por los callos de la Carmen.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, estoy total mente de acuerdo. yo soy una loca de la cocina sobre todo de investigación. pero la verdad es que nos están tomando el pelo,con esas tapas de diseño que más que diseño,nos dejan hambrientos el cuerpo y vació los bolsillos.Sigamos con la tradición de los bares de siempre,aunque cutres dan sabor de antaño y repleto el estomago. pero lo más importante en estos momentos nos deja algunas perillas en los bolsillos.