miércoles, 9 de junio de 2010

Chinos en la Trinidad


Jesús Cautivo es el Señor del barrio de la Trinidad. Es omnipresente en sus calles, en los corazones de los vecinos, en los comercios, en las cafeterías, en las fruterias. Desde hace unos días, trabajo en el centro de salud del barrio y para los creyentes es una presencia que nos reconforta.
Poco a poco voy conociendo las peculariedades de estos malagueños insignes, que se sienten orgullosos de su barrio y de lo que representa para la ciudad. Cuidan el legado que entienden que deben conservar, que es el del interés por los demás, el de la amabilidad, la cercanía, el malagueñismo jocoso y austero que tan bien custodian.
En la Trinidad se vive felizmente la realidad de la convivencia pacífica entre personas que no siendo de Málaga, amamos a esta ciudad y no queremos marcharnos de ella. Españoles y extranjeros encontramos el lado más generoso y amable del malagueñismo auténtico. En calle Sevilla uno puede comprobar la verdadera esencia del malacitano que entiende la vida como lugar de encuentro y motivo de alegría. Qué paradoja con el nombre de la calle.
Tanto es así que hasta los chinos no tienen restaurantes con su típica cocina, sino que se dedican al pincho de tortilla, el gazpachuelo y los boquerones. En su cocina trabajan españolas, hecho que hay que destacar. Algunos malévolamente dicen que en cuanto aprendan la cocina malagueña, será china la cocinera. No creo que eso ocurra. Los chinos son emprendedores y muy trabajadores y entienden que deben aliarse estratégicamente con la cultura y las personas de la ciudad donde viven. Es un ejemplo magnífico de aprovechamiento de las capacidades de cada uno. Es un modelo a seguir. Aprendamos los españoles de su espíritu emprendedor. Ellos deben entender que su futuro en España pasa por integrarse y aliarse con los nativos del lugar y tender a no aislarse.
Jesús Cautivo sigo obrando milagros en su barrio de la Trinidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu visión de lo cotidiano refresca y embellece lo que vemos gris de tanto mirar sin ver. Suerte tenemos de leer tu aportación vitalista y amable

Francisco Doña dijo...

Da gusto leer una entrada como ésta antes de irse a dormir. Reconforta.
Gracias.