Donald es el perdedor más tierno de nuestra cultura. El camino de vuelta que emprende el perdedor siempre ha ejercido gran influencia sobre muchos de nosotros. Y este maravilloso pato lo ha recorrido en multitud de ocasiones. De carácter agrio, “malas pulgas” reconocido y confeso, de habla casi ininteligible, pero de corazón tierno y constancia a prueba de bombas, lo característico en él es que nunca se rinde. Y es ahí donde nos conquista. No es valiente, ni ingenioso, ni audaz, pero permanece fiel al lema que le asignaron sus creadores, de la factoría Disney, “perdedor que nunca abandona”. Sus amigos Goofy, Pluto, Tío Gilito y Mickey, entre otros, no hacen otra cosa que encontrarle motivos para perder, pero a él no le importa. Su amada Daisy dulcifica su caída y le agranda su corazón. Mi hijo me preguntó un día si realmente sabía nadar el pato Donald, y siendo el palmípedo más conocido del mundo, le contesté que eso era lo menos importante. Lo bonito es que de pequeños nos reímos con él, ahora lo hacen nuestros hijos, y lo que es más enternecedor, es que podemos compartir carcajadas uno al lado del otro sin ningún problema. Cumple 75 años, su debut lo hizo allá por Junio del 1934, como personaje secundario en la historieta “The wise little Hen”, y conserva aún en nuestros días toda su actualidad. En los antihéroes tiernos, en los personajes secundarios, en los perdedores, en los soñadores nos reconocemos la gran mayoría de nosotros, y ahí es donde considero que estriba su gran influencia y éxito. Feliz cumpleaños querido Donald, por favor no aprendas a nadar nunca.
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