miércoles, 29 de septiembre de 2010

La moda y el polo


La moda es el atajo del perezoso. Las tendencias, las colecciones, las propuestas que nos son tan cercanas en la actualidad, tuvieron un inicio que tuvo mucho que ver con un poeta maldito, el sifilítico Baudelaire.
Sus “Flores del mal” fueron un monumento a la modernidad y por tanto a la inutilidad. Lo que supuso de revolución en el lenguaje, supuso un retroceso en el objeto de la poesía, como bella arte que acerca a los hombres a la verdad y la belleza. Y todo viene porque el poeta maldito francés pretendió convertirse en un “dandy”, y no se le ocurrió otra cosa que para convertirse en el mejor representante de esa tribu, en definir él mismo al “dandismo”. El conocido, yo me lo guiso y yo me lo como. Para Baudelaire el dandismo es una filosofía basada en el artificio y la inutilidad. En cuanto a su caracterización superficial el dandismo es, por encima de todo, un culto del yo. Se trata de un desdoblamiento gracias al cual el dandy se transforma a sí mismo en objeto; esto significa que el dandy  realiza un constante trabajo sobre su yo, una manipulación caprichosa y fabuladora, tanto en el plano físico como en el plano espiritual. Pero es un trabajo sin frutos, un trabajo que no conduce a ninguna parte, o mejor dicho, que le devuelve siempre al mismo punto de partida, la pura y simple afirmación del yo.
De aquellos polvos, nos encontramos ahora con estos lodos, donde la moda está por encima de la persona y sólo la necesita como sujeto consumidor. El culto al yo de la modernidad es oficio de perezosos y vanidosos.
Lo último en esta España ridícula es portar determinadas marcas de ropa que tienen como atractivo su relación con el deporte del polo. A Dios gracias, no se practica en casi ninguna parte por lo aburrido y caro que es, pero en España portar una prenda relacionada con el polo es signo de distinción y es una forma de aparentar en sociedad. Aunque éste sea del mercadillo de Fuengirola.
Invito a los creativos españoles a que fabriquen ropa con la inspiración de la petanca como deporte a fomentar y que utilicen el distintivo de “La Felisa”, así damos un poco de por saco a los poetas de la fatuo y le hacemos la puñeta a tanto pijo aburrido.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Ángel Lara tiene quien le escriba

Leon Tolstoi fue el escritor de los quinientos personajes. Todos ellos cupieron en su inmensa novela, “Guerra y paz”. Obra que toma como excusa la invasión de Rusia por Napoleón en 1812. Ni el mismísimo emperador francés se hubiese atrevido a encargar a la joven esposa del escritor ruso que copiara el manuscrito siete veces. Encargo que la sufrida Sofía recibió con paciencia y resignación.

Los humanistas le debemos mucho a Tolstoi. Se atrevió a escribir la incómoda obra titulada “La muerte de Ivan Ilich”. Todo un tratado sobre la psicología del enfermo. El escritor ruso escuchó un día maravillado el relato de la vida y muerte de Ivan Ilich Menchivov. Este magistrado del tribunal de Tala había fallecido por un cáncer abdominal en 1881. El hermano del difunto se acercó al escritor ruso y le contó su historia. Tolstoi construyo una obra breve, pero muy dura, que fue poco comprendida en su tiempo. Su lectura es obligada para cualquier profesional de la salud que tenga afán de ser un humanista.

El personaje que siempre me ha cautivado de “La muerte de Ivan Ilich” es el de Gerasim. Era un joven humilde, ayudante del mayordomo del juez, que tenía el encargo inicial de llevarse los excrementos del enfermo. El magistrado no era un enfermo sencillo, pero el lacayo supo ganarse su confianza. Escribe Tolstoi sobre tan comprensivo sirviente: “Gerasim era el único que no mentía, y en todo lo que hacía mostraba que comprendía cómo iban las cosas y que no era necesario ocultarlas”. El joven tuvo el honor de pasar noches sosteniéndole las piernas al enfermo, sólo porque sabía que esta posición aliviaba y paliaba sus dolores. Ningún afamado médico, tuvo la intimidad que tuvo Gerasim con el enfermo, ni nadie alcanzó nunca a conocer al magistrado como lo hizo el joven ayudante de mayordomo.

Siempre he pensado que Gerasim representa el modelo de servicio al que cualquier profesional sanitario debe aspirar. El que se reconoce en la verdad, tiene por privilegio el poder servir a los demás y procura ser profundamente humano cuando se encuentra ante la contradicción.

Yo he tenido la suerte de conocer a un Gerasim en Málaga. Tuve en un momento de mi vida profesional la gran oportunidad de trabajar en el Hospital Materno Infantil de Málaga, cuando éste cumplía 25 años. Allí conocí a Ángel Lara, un hombretón joven, que comenzó a trabajar como celador cuando el centro sanitario se inauguró. Por su buen hacer, su preparación profesional y sus ganas de prosperar, lo encontré en el Materno siendo Jefe de Celadores. Sus compañeros lo respetaban muchísimo, y el resto de protagonistas del hospital, médicos, enfermeras, auxiliares, administrativos, personal de mantenimiento y limpiadoras, entre otros, le otorgaban la autoridad que él se había ganado con la palabra amable, la gestión eficaz, la mano amiga y el silencio respetuoso.

Los directivos, también cuando yo lo era, olvidan con frecuencia que como en la cita bíblica de Sodoma y Gomorra, los hospitales funcionan día a día porque existen un puñado de hombres “justos” que lo hacen posible. Afirmo con rotundidad y con añoranza, que uno de los “justos” del Materno era Ángel Lara. Y que como él, en el colectivo de los celadores, encontré esas personas que hacen humano a un centro hospitalario. Los celadores son los mileuristas de un hospital que son ricos en generosidad y humanidad.

Un día conocimos que los dolores de espalda de Ángel se debían a que padecía una grave enfermedad. Yo había conocido hasta entonces a un gran hombre, pero desde el momento que compartí su dolor y su verdad, me encontré con un gigante. En esos difíciles momentos conocí a su familia, auténtico pilar para él, y tesoro que siempre quiso proteger.

La vida me llevó a tener que dejar en un momento determinado mi trabajo en mi querido “Carloshaya”. A los pocos días de mi partida, tuve un regalo postrero. Me llamó mi amigo Ángel. Se estaba enfrentando a los últimos meses de su vida y quería hacerlo con señorío. Como hombre justo, me llamó para darme ánimos en la travesía del desierto que había comenzado. Me ofreció el vaso de agua que necesitaba en aquel momento, como hacía Gerasim con el juez Ilich.

Se estaba muriendo y me estaba dando ánimos. Era la contradicción del justo. En esa última conversación que tuvimos, se despidió de mí como se despiden los hombres de buena voluntad. Tras colgar el teléfono lloré como sólo se llora cuando se quiere de verdad. Nos hicimos promesas mutuas que para nosotros quedarán para siempre.

Ángel Lara ha fallecido, y el dolor nos hiere a todos los que lo conocimos y quisimos. En sus casi treinta años de ejercicio profesional optó por las personas, por su cuidado, por la labor callada, sin recompensa. Muchas mujeres y niños del Materno están en deuda con él sin ni siquiera ellos saberlo, por su gran discreción y sencillez.

El patrimonio que nos lega es el de no olvidar que debemos poner el corazón en todo lo que hacemos. Parafraseando a León Tolstoi, “a un gran corazón, ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa.”

Ángel siempre me dio mi sitio, y yo no sé si supe dárselo a mi amigo. Intenté en muchas ocasiones mantenerle sus pies en alto, confío en que sintiera alivio. Descanse en paz, y que Dios le conceda su gloria.



martes, 14 de septiembre de 2010

España consuela a Mandela

El fútbol es libertad para el que lo practica y para el que lo ve. Los hombres no se encuentran en mejor situación que sabiéndose y sientiéndose libres. El buen fútbol de la Selección Española en el Mundial de Sudáfrica 2010 es un tributo a este precepto. Su juego ha sido la cortesía del deporte con la vida. La lucha deportiva es hermosa cuando se respeta al rival y sólo se piensa en jugar. El equipo ha hecho grande a todos los pequeño, que desde su aportación individual les ha recordado a todos los jugadores que es más importante aportar que sobresalir, callar que hablar y respetar que criticar.
Mandela es la memoria democrática de Sudáfrica. Es el faro de la democracia y la dignidad en un continente que mancilla a diario la libertad. Conoció de la importancia del deporte cuando gobernó su país, y vertebró su nación a través de los valores deportivos y democráticos que unen a las personas. Su contribución tuvo mucho que ver con la celebración del Mundial en su país. El destino no le iba a ahorrar ningún sufrimiento, y así en antes de que se inagurara el campeonato, su bisnieta Zinena de 13 años moría en un accidente de tráfico tras acudir a un evento musical. Un conductor borracho sumía al gran Mandela de nuevo en su pena. La FIFA doy muestras de su falta de tacto y humanidad y quiso que el gran político acudiera a la ceremonia de inauguración del campeonato. Mandela, hombre curtido en la batalla de la vida, prefirió llorar a su bisnieta.
Fútbol, libertad, valores se han vuelto a encontrar y la Selección Española de Fútbol ha ganado el Mundial de Fútbol y ha querido enjugar las lágrimas de un anciano débil de salud pero fuerte como los cimientos de la democracia.
Larga vida a nuestor equipo y a Nelson Mandela.

(Lo tenía escrito y no lo compartí con vosotros, considero que no está mal)

Lecciones del Mundial 2010

El fútbol es libertad para el que lo practica y para el que lo observa. El balón procura una sensación difícilmente descriptible. El fútbol nació entre personas sesudas que querían ocupar su mente y trabajar su cuerpo. Es el único deporte colectivo que se atreve a desafiar a la naturaleza y pone al pie, destinado a misiones más simples, a ser el brazo ejecutor de una técnica que supera incluso a la de la mano, la enchufada de la Naturaleza.
En el fútbol lo de menos es el resultado. En el profesional es al contrario, lo más importante es el marcador. Eso hace que la presión del hombre moderno tenga que cargarla también el futbolista a sus espaldas.
Para ganar hay que saber jugar al fútbol, tener suerte y sobre todo meter un gol más que el rival. Todo lo de más es imprevisible, y por esa razón es tan atrayente. Nunca se sabe el resultado, y no existen rivales débiles.
La selección española de fútbol ha ganado el Mundial de Sudáfrica 2010. Todos nos sentimos orgullosos del equipo, de su actitud, de su sencillez y de su bella juventud. También hemos gozado con su equipo técnico, encabezado por Vicente del Bosque, que los ha dejado jugar, como hacía conn Zidane y Raul.
Ha sido un hecho histórico que necesita ser puesto en valor. Pero en su justo valor. Tras los estgertores de una celebración embriagadora y agotadora, debemos hacer un ejercicio de análisis. Que la selección de fútbol gane un Mundial ni hace mejores ni peores a los españoles, y por ende a España. Si hubiesen perdido, no hubiese ocurrido nada, fuero de lo estrictamente deportivo. Por tanto, por la victoria no podemos hacer traslacioes a otros campos que nada tienen que ver con el equipo ni la forma de ser de los españoles. El Mundial no os hace mejores, que se les quite la idea de la cabeza a los políticos. Ellos desearían que el tema deportivo nos diera para meses, pero no da para tanto. El fútbol da para noventa minutos y para que Zara abra tiendas en Sudáfrica, pero no le encarguemos nada más.
No me gusta sacar lecciones del deporte profesional, porque ellos no reciben de otras disciplinas profesionales, y porque sus portagonistas son unos privilegiados de la naturaleza y la cuenta corriente.
El fútbol es la vida, cuando la vida puede ser sólo fútbol. La complejidad de la realidad exige que las personas se muevan en la incertidumbre como los futbolistas pero jugando en serio, no por una copa. El hombre es tan complejo que tuvo que inventar el fútbol para no aburrirse, pero no para ser sustituido.
Las grandes celebraciones se olvidarán pronto, los chinos habrán hecho su Agosto con las banderas, y nosotros tendremos que ocuparnos de la parte seria de la vida, que no conoce corner, ni saques de banda, ni nada que se le parezca.
El fútbol no puede ser el nuevo opio del pueblo.

(Es antiguo, pero merece la pena compartirlo)

lunes, 13 de septiembre de 2010

Nueva temporada

Septiembre muestra el comienzo del curso. Durante los meses de verano he estado reciclándome en mi trabajo y también he aprendido a confeccionar videos para poder compartirlos con todos vosotros. Este nuevo periodo está cargado de nuevos proyectos que iré comentándoros. Mantendré mis entradas en el blog. Confío en mejorar su accesibilidad y diseño, para poder compartir todos mis escritos con vosotros, incluidos mis libros.
Hoy os muestro un video promocional (pinchar aquí) de mi novela "La pretemporada", para la presentación próxima en La Carolina, coincidiendo con la celebración del centenario del fútbol en la localidad.
Gracias por saber esperar, no os voy a defraudar.