martes, 17 de febrero de 2009

El Málaga


El Málaga es la poesía del fútbol español en estos momentos. Versos libres, con la única rima de la sencillez. No necesita de endecasílabos en forma de euro, ni rimas consonantes con ecos de equipo poderoso.
El maestro Tapia esconde bajo su bigote canoso y sus gafas de docente la sabiduría del que se ha hecho a sí mismo. No le han regalado nada. Ningún notario abrió los legajos de una herencia en suerte de su época de jugador ni nada que se le parezca. Amante del fútbol, sólo se sorprende con los futbolistas, y les cede todo el protagonismo. El perfil bajo que le aplica la prensa deportiva oficial, lo vacuna frente a la hoguera de vanidades en la que se ha convertido la liga profesional.
Al principio fue el balón, como dice Jorge Valdano, y esta temporada el Málaga se ha mostrado como su gran protector. Todo por el balón, pero con el balón. Una especie de despotismo ilustrado inverso es el que ejerce el club de Martiricos. Estructura de equipo, defensa solvente, bandas atrevidas, centro del campo logístico y delantera certera. Disfrutan jugando y eso se nota.
Lo de menos es que obtengan plaza europea en su clasificación, lo demás es su fútbol. El pasado fin de semana en la ciudad del Turia, el fútbol se hizo poesía de nuevo, con una metáfora que fue Eliseo, un epíteto encarnado por Luque, la hiperbole de Duda y el hiperbatón del resto del equipo. Larga vida a este Málaga, larga vida al fútbol.

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