martes, 3 de febrero de 2009

El tornado


El viento es el baile del aire. Sólo cuando escucha la música de las presiones atmosféricas, comienza con los pasos de ese suave danzar. No gusta de pareja y le gusta ir por libre. La lluvia lo hace previsible y la temperatura le resta protagonismo. Acostumbra a balancearse a diario con baladas dulces, pero en ocasiones gusta desmelenarse. El tornado es la versión roquera del viento.
Nos gusta escuchar a Elvis Presley pero nos asusta el movimiento de caderas frenético del viento.
El domingo pasado el mismísimo rey del rock and roll del viento visitó Málaga. Maldita la hora. No se le esperaba. Nadal entre sudor propio y lágrimas del contrincante nos había alegrado un día gris, lluvioso, digno de olvido. Pero el maldito movimiento de caderas del viento fijó ese día en la historia particular de nuestra ciudad.
No le gustó nuestra compañía y la emprendió con tejados, ventanales, coches, circos y demás invitados a los que no les apetecía bailar a ese infernal ritmo. A Dios gracias, no le gustó el recibimiento que le dimos y se fue de la fiesta plomazo que fue el domingo pasado con la misma prisa que con la que vino.
El alocado tornado generó pánico, supuso destrucción y pudo teñir de trágico ese día que quería irse a dormir.
Los malagueños afectados quieren ver de nuevo al malabarista acabando su número bajo la carpa humilde de su circo, pero sobre todo quieren asomarse a su terraza y no recibir la bofetada del rey del rock and roll del viento.

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