miércoles, 18 de noviembre de 2009

Un sonoro robo


El sonido es el alma de la naturaleza. El ruido la hace vulgar, las palabras y las melodías la elevan. De forma invisible, intangible, discreta, llenan las ondas los salones de nuestras orejas, buscando el preciado tesoro de nuestro oído interno. Nuestro cerebro integra las oleadas de ondas que en forma de óceano interminable nos acerca a la vida. El ciego es condenado a saborear la naturaleza en tinieblas y el sordo inunda su vida de un silencio impuesto con el que tiene que luchar para no despegarse de la misma.
Con tres años Mozart tocaba el piano y se sumergía en el mundo de la música. Con esa misma edad a un niño malagueño, el pasado mes de Septiembre, en un autobús, le fue sustraído el implante que le permite oir. Sordo de nacimiento, tuvo otra oportunidad en la vida sonora, ya que le practicaron un implante coclear en su oido, gracias al cual desde los dos años y medio comenzó a percibir los sonidos. Este es un tratamiento muy efectivo que ayuda a determinados tipos de niños sordos, pero que por desgracia es caro y complejo su implante.
Su madre hace un llamamiento a la población para que la ayudemos. Sufre al ver que su hijo pasa el día acurrucado en un rincón al lado de la lavadora porque es lo único que puede percibir, las vibraciones de la misma.
Entiendo que no puede haber un mercado negro de este tipo de dispositivos tan específicos, y por tanto el caco se equivoca si considera que va a poder obtener un gran botín con la venta del mismo.
Este niño se merece la oportunidad de la vida sonora y nosotros desde aquí deseamos que este triste suceso, sea una pesadilla de una mala noche en una mala posada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Está tan bien escrito que parece un cuento de Navidad al revés pero yo confio en que nuestro ¨maravilloso servicio de salud¨le ponga un final féliz.