Mi generación está condenada de por vida a luchar con el inglés. No tuvimos oportunidad de aprenderlo de pequeños, ni de medianos ni de grandes. Es una exageración pero no lo tuvimos fácil. Hemos podido llegar a triunfar profesionalmente, pero hemos tenido la espina clavada del inglés. Hemos vivido en el extranjero, hemos dado charlas en inglés, asistido a reuniones con el idioma de Shakespeare, pero nunca hablaremos bien inglés, ni lo leeremos y menos lo escribiremos. Para cada generación hay una cruz educativa. Y la muestra es el maldito inglés. Uno ha podido a través del aprendizaje invisible ser ciudadano de pleno derecho de la sociedad 2.0 pero no puede soñar en inglés.
Hoy los amigos de TED nos tranquilizan algo. Gracias a Patricia Ryan. El inglés no puede con todo.
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