El chitinguito fue el principio. Primero vino la cañita fresquita, le siguieron los espetos y la sombra, y un buen día se les unió la playa. Acto seguido el mar no quiso perderse semejante compañía, e hizo acto de presencia.
Málaga no se entiende sin su Mediterráneo, sus playas y sus chiringuitos.
Algunos defienden que el chiringuito de pata negra, es la versión cañí de la nueva cocina creativa. Y todo parece ser por su gusto compartido por el minimalismo. Poco espacio, escasa carta, estrecheces por doquier y precios a lomos de una cometa. Hasta en los precios se parecen.
Entre caña y caña y esperando que abran sus puertas, nos enteramos que unos determinados políticos se han empeñado en "deconstruir" nuestros bienes de interés culinario.
Aviso a políticos despistados y demás navegantes: no podrán con nuestros chiringuitos, no pudo ni el mísmisimo George Dan con su conocida y horrible canción.
Málaga no se entiende sin su Mediterráneo, sus playas y sus chiringuitos.
Algunos defienden que el chiringuito de pata negra, es la versión cañí de la nueva cocina creativa. Y todo parece ser por su gusto compartido por el minimalismo. Poco espacio, escasa carta, estrecheces por doquier y precios a lomos de una cometa. Hasta en los precios se parecen.
Entre caña y caña y esperando que abran sus puertas, nos enteramos que unos determinados políticos se han empeñado en "deconstruir" nuestros bienes de interés culinario.
Aviso a políticos despistados y demás navegantes: no podrán con nuestros chiringuitos, no pudo ni el mísmisimo George Dan con su conocida y horrible canción.
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