La estrategia de un proyecto no puede diseñarse exclusivamente en un despacho. Debemos sentir, palpar, oler, tocar la realidad que queremos transformar.
La mejor aliada siempre es la verdad y la belleza. Si somos capaces de alinearnos con la que existe en la realidad que queremos cambiar, será todo más fácil.
Las personas no queremos que nos muestren realidades descarnadas. Siempre comenzamos a implicarnos cuando nos sugieren que lo que es verdaderamente importante para nosotros puede verse reflejado en ese proyecto.
En "La Misión", entre la belleza salvaje del Amazonas, sólo podía llamarse a la puerta de los corazones de los nativos con el suave susurrar de la música.
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