domingo, 1 de mayo de 2011

Quo Vadis, Juan Pablo II

En el día de hoy, la Iglesia Católica ha elevado a los altares al santo padre Juan Pablo II, como beato de la misma. Los creyentes damos gracias a Dios por haber conocido al papa polaco Karol Wojtyla. En los difíciles años de final de siglo, supo guiar a la Iglesia por los caminos que debía transitar.
Podría destacar muchísimas cualidades en él, las que todos conocen y que lo hacían muy querido tanto por católicos como por no creyentes, pero hoy quiero destacar su ejemplo como enfermo. Yo amo a la Medicina y quiero ser un buen servidor de la misma. En muchas ocasiones yerro el camino ya que no otorgo a cada persona la importancia que tiene. Intento encontrar en cada uno de los enfermos que acuden a mi el tesoro que ponen a mi alcance. No tengo respuestas para el dolor y el sufrimiento, pero desde que asistí a la entereza con la que se enfrentó el Beato Juan Pablo II a la merma de sus facultades con todo tipo de enfermedades, he comprendido que el hombre es capaz de encontrar sentido en la tribulación, y además convertirse en un gigante. La debilidad y la enfermedad nunca ganan la partida. Para ello hay que enfrentarse a la vida con determinación. Los católicos pedimos a Dios que nos sostenga en la prueba, y El nunca nos abandona.
El Beato Juan Pablo II antes de ser nombrado Papa, tuvo muchas dudas sobre si él realmente estaba preparado para ser un buen Papa, el que necesitaba la Iglesia en ese momento. Un prelado polaco, amigo suyo le recordó las palabras del apóstol san Pedro, citadas por san Ambrosio (Serm. c. Auxentium, 13): "Domine, quo vadis? Señor, ¿a dónde vas?". Y Jesús respondió: "Venio iterum crucifigi. Vengo para ser crucificado de nuevo". San Pedro en aquel momento, en el que quería huir de Roma donde le esperaba una muerte segura, comprendió que debía anteponer su misión a sus aspiraciones personales. Juan Pablo II, rápidamente encontró respuestas a sus dudas y comprendió que su lugar estaba en Roma.
Supo anteponer el plan divino a sus preferencias personales. Una lección que a mí me sirve a diario y quiero compartir con vosotros. Quo Vadis? me pregunto muchas veces.
Me gustaría recordar al Papa polaco en estos momentos con la música de la Misión, y pedirle su intercesión para poder ser un buen médico.


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