Esta noche ha muerto el gran golfista español Seve Ballesteros. El hijo del jardinero del campo de golf, supo dar sentido a sus ganas de prosperar en la vida, y llegó a base de esfuerzo y trabajo a la cima de este deporte que suele ser muy elitista. Es la contradicción de la vida, un pobre en la cúspide del deporte de los ricos. Nunca traicionó a su sencillez, a su cercanía con la gente, y cuando se tuvo que enfrentar a un tumor cerebral, lo hizo como lo hace gente noble, con miedo, pero también con determinación y esperanza.
Sirvan estas pequeñas palabras de recuerdo y reconocimiento para este gigante del deporte, que a base de ser pequeño, pudo pensar en grande y soñar en inmortal. Descanse en paz.
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