Ashtiani es una mujer iraní de 43 años y madre de dos hijos, que fue condenada a morir lapidada en 2006 por haber mantenido relaciones con dos hombres tras la muerte de su marido.
Mas tarde, también fue acusada de ser cómplice en el asesinato de su marido y desde entonces permanece ingresada en un cárcel de Tabriz, en el norte del país. Finalmente se cambió su sentencia a muerte: la horca por la lapidación.
La movilización de la comunidad internacional occidental y civilizada comenzó cuando se conoció la noticia.
Los ministros de Asuntos Exteriores de Francia e Italia se prestaron a reunirse con su colega iraní, Manucher Mottaki, para tratar el caso de Ashtiani, lo que fue desestimado por las autoridades de Teherán.
La sentencia de muerte en la horca contra Ashtiani ha provocado una campaña internacional por parte de los grupos pro derechos humanos para evitar este castigo que rige en Irán desde las Revolución Islámica de 1979, aunque no se llevaba a cabo desde 2007.
Sabemos que a día de hoy Ashtiani sigue viva, pero no conocemos cuándo el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad impondrá su autoridad y hará efectiva la sentencia a muerte.
Desde nuestro país no podemos entender de ninguna forma el modo de proceder de la justicia de la República Islámica de Irán. La vida de una persona allí no tiene valor. Mientras seguimos discutiendo si algunos movimientos islamistas son galgos o podencos, los derechos y la dignidad humana es pisoteada en muchos rincones de nuestra querida Tierra. Permitimos que por el valor del petroleo se consienta a muchos dirigentes de diferentes dictaduras que no respeten el valor de la vida y la dignidad de las personas que conforman sus pueblos.
Echo de menos a muchas mujeres relevantes de nuestro país que se han quedado mudas en la causa de Ashtiani. Seguro que nuestra nueva ministra de Asuntos Exteriores se suma a la presión internacional para que esta mujer iraní desconocida y vulnerable encuentre la fortaleza y protección del resto de mujeres y hombres de buena voluntad.
1 comentario:
Muy interesante, resulta que en Francia, Italia y Austria , hay miles de carteles con su foto y la ignominia que supone la condena de esta mujer, y en España nuestras Leires, Bibianas y otrs miembras deben estar haciendose la manicura y no he visto ni una manifestación de ellas en contra de este atropello medieval contra una mujer.
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