sábado, 14 de mayo de 2011

Fernando Rivas, el residente que no fue

La Medicina la hacen personas para encontrarse con otras personas. El médico tiene la necesidad de salir al encuentro del paciente porque lo  necesita. En esos miles de encuentros que tiene el médico con sus pacientes, cada vez se hace más grande y más dependiente de ellos. El médico crece con el interés de los pacientes. En su travesía profesional, el médico no sólo se encuentra con enfermos, también disfruta con sus compañeros. Las relaciones que se establecen entre médicos suelen ser demasiado auténticas, dependientes y necesarias, como para uno permitirse la frivolidad de despreciarlas. Sin otros médicos, el médico mengua y se empequeñece. El compañero es el bien necesario en toda su vida.
Por mi trayectoria profesional he tenido la suerte de encontrarme con miles de médicos. Y eso es un auténtico tesoro. En ellos he encontrado comprensión, ayuda, refuerzo positivo para seguir luchando y sobre todo me he sentido persona. El interés por el otro, construye relaciones muy sólidas.
Ayer se despedía en una cena mi buen amigo el doctor Fernando Rivas. Ha acabado su periodo de formación como MIR de Oncología Radioterápica en el Hospital "Carlos Haya". Por los caprichos e imponderables de la vida no puede acercarme a darle un abrazo, pero me hubiese gustado mucho. Él vino de Madrid hace cuatro años, con su juventud e ilusión profesional por estrenar. Rápidamente encajó en el hospital, en la ciudad y entre sus compañeros. Lo conocí en razón de su "cargo", fue el representante de los residentes del hospital. Desde mi primer encuentro con él, comprobé que Fernando no era un médico más. Inteligente, buen conversador, respetuoso, amante de su profesión, y con unas altas dosis de entusiasmo, tuve la suerte de gozar de su amistad. Muchos no saben su contribución a temas muy complicados del hospital, en el que su intervención fue decisiva. Los que la conocemos, siempre le estaremos agradecidos.
Por desgracia, tiene que abandonar Málaga. Un médico de primerísimo nivel no tiene sitio en su ciudad adoptiva y debe volver a su querido Madrid. Allí no pueden permitirse el lujo de no contar con él. Seguro que seguirá manteniendo sus lazos con Málaga. Sabremos de él por los hitos de su carrera profesional que seguro estará plagada de éxitos, y aquí nos quedaremos sus amigos, agradecidos de haber tenido la suerte de conocerlo.
Fernando Rivas, nunca fue residente, fue un médico brillante que supo invertir sus talentos por el bien de los demás. Siempre le estaré agradecido, y confío en que me siga distinguiendo con su amistad. Gracias Fernando, y que la vida se muestre generosa contigo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Palabras entrañables sobre Fernando y que comparto al 100% Jose Antonio, ya me gustaría saber expresar lo que siento de la misma forma que tu lo haces, aunque solo fuera la mitad de bien. Lástima que no pudieras asistir a la cena.
Un abrazo
Jorge