La nieve está siendo la artista invitada de esta visita. El blanco le confiere más señorío a esta ciudad universitaria, pero el frío la hace mala anfitriona. Mi hijo Alejandro parece que con su tos quiere espantar al frío que quiere introducirse en sus débiles pulmones, pero no sé si va a ganar este duelo desigual.
Mi sobrino Juan Antonio, estudiante de Ingeniería de Caminos y que tiene una beca Erasmus, está siendo nuestro querido y dispuesto cicerone.
Es una ciudad rica, por su tradición universitaria, su historia y su apuesta por el futuro. Viven 800.000 personas, de las cuales 100.000 son estudiantes. El frío intenso nos ha acompañado a la universidad, a las diferentes iglesias y los múltiples monumentos. Hemos disfrutado mucho con la Basílica de su patrón, San Petronio, donde fue investido emperador nuestro Carlos V. También nos hemos deleitado con las dos torres que simbolizan el afán de eternidad de la ciudad y su espléndida Piazza Maggiore.
Hemos sorteado la nieve paseando por los soportales de la ciudad que me han dado la posibilidad de ver la riqueza del pequeño y gran comercio de esta ciudad. Alternan las tiendas de las más importantes diseñadores italianos con el tendero que vende queso "parmigiano-reggiano". La pervivencia del pequeño comercio es un signo indirecto de que la crisis no ha llegado con tanta virulencia como a España. No he visto ninguna tienda de "todo a cien", ni ninguna regentada por nuestros queridos chinos, empresarios de todos los barrios malagueños.
Hemos comido en un restaurante magnífico, "Donatello", donde hemos degustado un "risotto" que nos ha hermanado definitivamente con esta ciudad.
Por la tarde, por fin hemos visitado el Colegio Español en Bolonia ( para saber su historia pinchar aqui). La belleza y el saber que encierran sus muros es impresinante. Todo estudiante desearía pasar una temporada por él, es imprensionante. Menos mal que su fundador, Gil de Albornoz, tuvo visión de futuro y donó sus bienes para que nunca faltara dinero para esta magna obra y ningún político pudiera acabar con esta bella aventura (aconsejo leer la historia del colegio en el enlace previo). Algunos amigos míos estuvieron haciendo su tesis doctoral aquí, y ahora me explico sus alabanzas.
El día se está acabando. Vamos a degustar el fiambre típico de la zona y sus caldos. Mañana nos espera Venecia, si la nieve nos lo permite.
Bolonia es demasiado bella para dar nombre a un plan de estudios europeo, con mucho de pena y poco de gloria.
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