La mañana apareció en Granada soleada pero algo fría. Con la resaca de la victoria del Málaga sobre el Almería, partimos a las once a Bolonia. Con precisión europea llegamos sobre las una. Taxi al hotel, un cuatro estrellas que para Italia está bien y después a la residencia de mi sobrino, el "erasmus" responsable de este viaje.
Partímos acto seguido a probar la pasta fresca y casi no nos da tiempo. A las dos y media no nos daba nadie de comer. Al fin lo conseguimos, y tomamos "tortellini" a la "bolognesa". Magníficos, y a 9 euros el plato. La pena que la cerveza costaba cuatro euros cincuenta cada cañita.
Tras la comida a dar nuestro primer paseo por Bolonia, ciudad universitaria por excelencia. Primera impresión: los edificios importantes no están muy bien cuidados. Sin duda, nos encontramos en una ciudad europea, por horarios, formas de vida y sobre todo porque no hay tiendas de "chinos" ni bares por todos lados.
Visitamos rápido los enclaves más significativos de la ciudad. Me llama la atención una especie de biblioteca pública moderna, que es un verdadero punto de encuentro dentro de la ciudad. Café, libros, internet y ambiente propicio, sobre unas ruinas magníficas. El Renacimiento del siglo XXI.
MI tendinitis no me da tregua. Mañana partiremos a Florencia, con previsión de nieve.
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